Lucrecia Lozano / Embozados

AutorLucrecia Lozano

Con los rostros embozados, jóvenes atacan edificios emblemáticos: lanzan bombas molotov contra la puerta de Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo nacional; rompen vidrios del edificio de la Procuraduría General de la República, asiento de la procuración de la justicia federal; incendian el Congreso de Chilpancingo, donde delibera el Poder Legislativo estatal; destruyen la Alcaldía de Iguala, recinto del Gobierno municipal; destruyen oficinas locales de partidos políticos.

En Acapulco, manifestantes cierran durante varias horas el aeropuerto internacional; saquean camiones repartidores de alimentos y regalan los productos; obligan a negocios de autoservicio a cerrar por temor a los robos; se apoderan de casetas de cobro de autopistas de la región y cobran una "cuota voluntaria"; en la región de la Montaña, otros grupos toman 14 alcaldías.

En Guerrero, Oaxaca y Michoacán manifestantes con el rostro cubierto atacan con palos y piedras a las fuerzas policiales que resisten y se repliegan.

Seguramente tienen órdenes de no responder, pero en los hechos proyectan la imagen de que están rebasadas por los eventos y se encuentran a la defensiva.

Estas acciones son inquietantes y tienen una fuerte carga simbólica.

Indican que las instituciones, pero también la convivencia social y las actividades cotidianas de la población, están siendo rebasadas por un malestar social que va en aumento y es crecientemente violento.

Las protestas y movilizaciones que exigen el esclarecimiento de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa muestran el hartazgo de la sociedad frente a un sistema político que con la barbarie de Iguala exhibe de forma dramática su agotamiento y crisis.

La última gran crisis política del País ocurrió en 1994. Los asesinatos políticos de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI, y de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general de ese partido, aunados al levantamiento indígena zapatista marcaron el fin del ciclo de la estabilidad política nacional.

El movimiento zapatista, al igual que el movimiento estudiantil de 1968, fueron parteaguas que impulsaron cambios políticos significativos.

El primero otorgó visibilidad al problema de la exclusión de la población...

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