Una lucha de corazón

AutorMaría Luisa Medellín

Ilusionada, Claudia planeó el regalo perfecto de cumpleaños para Alfredo, su esposo.

Deseaba darle la sorpresa de saber si el bebé que esperaban era niña o niño, así que programó una consulta con el ginecólogo para ese 31 de octubre del 2000.

Desde el principio habían acordado que él decidiría el nombre si era niña; y ella, si era varón.

Cuando el especialista realizó la ecografía, les confirmó que era una pequeña, pero las sonrisas y miradas cómplices de Claudia y Alfredo se tornaron angustiosas porque el médico comenzó a llamar a varios colegas que entraban y salían con rostros tensos.

Al preguntar qué ocurría, los condujeron a un consultorio contiguo, en el que uno de los médicos les explicó que la bebé presentaba complicaciones cardiacas y precisaban de estudios especializados, ya que, en ocasiones, se podían vincular a otros síndromes o malformaciones.

"No lo podíamos creer. Estábamos jóvenes, sanos. Era nuestra primera hija", comparte Claudia Guajardo Álvarez, y toma aire para evitar el llanto.

En esa época residían en Nueva York, donde Alfredo trabajaba para una firma de abogados.

Lejos de sus familiares y temerosos por la salud de la niña, sortearon momentos desoladores. Uno de ellos fue el consejo de los médicos para poner fin al embarazo, y otro, confirmar que al nacer, Natalia de Jesús padecía tetralogía de Fallot, una cardiopatía congénita en la que cuatro malformaciones provocan que la sangre arterial y venosa se mezclen y causen bajos niveles de oxígeno en el torrente sanguíneo, así como una coloración azulada en la piel.

Tampoco la arteria pulmonar estaba conectada al corazón (atresia pulmonar), y tenía las arterias pulmonares muy estrechas (estenosis pulmonar).

"Mi hija nació el 12 de enero del 2001, pesando 2 kilos 200 gramos. A los cuatro días la operaron, preparándola para una cirugía mayor que ocurrió a los cinco meses", detalla Alfredo Gómez Pérez, y añade que en cada ocasión permanecieron un mes en el hospital mientras Natalia se recuperaba.

Las intervenciones fueron para lograr la llegada de más sangre a los pulmones y reducir la cianosis, para más adelante corregir la comunicación intraventricular, dilatar la válvula pulmonar y atender otras fallas en el sistema cardiovascular.

Durante el embarazo y las cirugías, los Gómez Guajardo no contaron con el apoyo de grupos de soporte que los guiaran en esas dolorosas circunstancias.

"De ahí nació la idea de crear una fundación cuando volviéramos a Monterrey. Pensamos que...

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