Lorenzo Meyer / La seguridad de EU

AutorLorenzo Meyer

El punto de partida

Para los profesores Jorge I. Domínguez (Harvard) y Rafael Fernández de Castro (ITAM), es claro que "durante la mayor parte del Siglo 20, sólo ha habido una fuente de amenaza real a la seguridad internacional de México: Estados Unidos" (Between Partnership and Conflict. The United States and Mexico, Nueva York: Routledge, 2001, p. 35). Domínguez y Fernández pecan de cautos, pues su hipótesis es válida, hacia atrás -a la última parte del Siglo 19- y hacia delante, sin límite en el tiempo.

La política de seguridad estadounidense tiende a presentarse para México como un problema que puede afectar su propia seguridad y no por razones aducidas por Estados Unidos. En efecto, cuando Washington identifica y da prioridad al combate de un enemigo externo, como es hoy el caso del fundamentalismo islámico, la probabilidad de que México se vea involucrado en ese combate independientemente de su voluntad, es muy alta, y alta también la posibilidad de que disminuyan o desaparezcan sus espacios de maniobra.

Uno de los objetivos políticos centrales de cualquier Estado es evitar o minimizar al máximo las amenazas efectivas o potenciales provenientes del exterior. En la actualidad, el surgimiento del islamismo radical como el principal adversario de Estados Unidos en su papel de única superpotencia mundial ha hecho surgir la demanda estadounidense de una colaboración mexicana efectiva en la vigilancia de la frontera común. Se trata de impedir que el Islam radical pueda usar a México como puerto de entrada o base de operaciones contra blancos estadounidenses.

Tras el ataque suicida que llevaron a cabo miembros de Al Qaeda hace tres años contra objetivos tan sustantivos como simbólicos de Estados Unidos como el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono, el gobierno de Washington se declaró formalmente en estado de guerra contra ese adversario donde quiera que éste opere o se refugie. Se trata de una guerra de baja intensidad, pero dado el carácter internacional tanto de Al Qaeda como de las acciones estadounidenses, resulta que estamos en presencia del primer gran conflicto mundial del Siglo 21.

En el nuevo conflicto, al igual que en las tres guerras mundiales que tuvieron lugar en el siglo pasado -dos "calientes" y una "fría"- y donde Estados Unidos desempeñó un papel central, México no puede sustraerse a sus efectos. Y no puede hacerlo, entre otras razones, por el hecho simple y contundente de compartir una enorme frontera -3 mil 152 km- con la superpotencia, lo que convierte a México en parte...

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