Logra 'ranchero' mover emociones

AutorLuisa García

Ramón salió de su pueblo, forzado por el destino. Ahí empezó el destierro del que no se repatriaría nunca. Era sólo el inicio del recorrido que seguiría hasta su vejez, cuando pasado y presente se confundirían en las nieblas de los ojos medio velados por el tiempo.

Éste es el contenido de la puesta en escena "El Último Vaquero", escrita, dirigida y actuada por Sergio Galindo, que abrió el jueves el Festival de Monólogos del Norte "Teatro a Una Sola Voz", en la Sala Experimental del Teatro de la Ciudad.

El protagonista es un ranchero que sobrevive a su destino, trabajando como velador en el teatro donde la obra se presenta. Ahí empieza una comunicación con los espectadores. Es un diálogo disfrazado de monólogo que provoca una amplia gama de emociones y que se granjea la simpatía del público rápidamente.

Galindo, en su paso cadencioso, su voz casi estruendosa, los usos y abusos de las expresiones norteñas coloquiales y su forma reflexiva de aceptar ciegamente el destino, ofrece un fiel retrato de los hombres de ejido avecindados en ciudades castrantes y despiadadas, a las que llegan desplazados de sus tierras por el cambio y el progreso que terminan beneficiando sólo a una minoría y por periodos cortos.

Su interiorización del personaje, le permite a Galindo delinear carácter, temple, ingenuidad...

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