Literespacio / Sinsabores del Nobel

AutorDulce María González

De Alice Munro anduve buscando como loca Demasiada felicidad en los estantes de la Feria del Libro del año pasado. Había acudido con la gente del taller de lecturas y traía conmigo una lista de deseos encabezada por ese libro. Estaba claro que se trataba de un tesoro enterrado que era preciso obtener esa tarde. Al fin, después de preguntar y perdernos continuamente, como si fuéramos turistas y recorriéramos una ciudad extraña en busca de un restaurante, dimos con un ejemplar.

El libro de Munro era una rareza que habían traído a la Feria quién sabe por qué. Nos explicaron que sólo tenían dos ejemplares y el otro ya se había vendido. Durante el tiempo en que fueron a traerlo estuvimos, literalmente, suspendidas de un hilo, aguantando la respiración, viéndonos unas a otras con los ojos muy abiertos y sin poder articular palabra.

Verlo materializado en las manos del vendedor fue como ser testigos de una aparición. Las pastas duras, el sello de la editorial Destino, las pesadas páginas olorosas a tinta eran un milagro casi imposible de creer. Era un libro apetitoso, iluminado por la luz del misterio, contra diez lectoras hambrientas. ¿Quién se quedaría con él?

Es interesante constatar cómo la cortesía o, mejor dicho, la práctica cristiana de la caridad, alcanza a veces alturas insospechadas. Estuvimos un buen rato...

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