Literespacio / Accionar poético

AutorDulce María González

La semana pasada, en el Seminario de Actualización Interdisciplinaria ofrecido por Conarte e impartido por Mayra Ibarra, profesora del Cenart, surgió un debate en torno a la palabra. Se habló de su peso, su dureza y su carácter impositivo, la costumbre que tiene de imponerse y meter en problemas al poeta, por ejemplo, cuyo intento es valerse de ella para llegar a otros terrenos.

Quizá es por ello que el poeta regiomontano Armando Alanís la ha tratado siempre de manera irreverente. Echando mano de una estrategia que se queda a mitad de camino entre la performance y el poema, fundó hace años el movimiento "Acción Poética".

Recuerdo que al principio me desconcertaba ver a aquel primer grupo de poetas pintando bardas en sus horas libres. No se me ocurrió entonces pensar que se trataba de una estrategia metafórica, capaz de transformar a la ciudad en una hoja de papel.

Sin embargo, y a pesar de la incomprensión de muchos como yo, la ciudad se convirtió en el soporte material de una idea estética que se consolidó como distintiva de nuestro espacio urbano. Monterrey empezó a ser esa ciudad con sombrero de firma. El sombrero tenía forma de verso y la firma era de Acción Poética.

Durante los primeros meses, alguien que firmaba con el seudónimo de "Prozac" tomó la idea y empezó a dejar frases inteligentes, ácidas, suicidas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR