LEGÍTIMA DEFENSA / El Día del Abogado

AutorAlfonso Verde Cuenca

A mis compañeros abogados, por su día, ¡felicidades!

  1. - Licenciado Verde Cuenca, hace poco más de un año le dijimos a un abogado conocido nuestro y de toda la confianza que nos diera un dictamen respecto de 15 inmuebles de mi madre.

    Pidió un anticipo del 50 por ciento y se lo dimos. A los seis meses le preguntamos por resultados y se ofendió, comentándonos además, que según las horas que cuantificó, la cantidad era superior a lo acordado y decidimos pagársela.

    Para la entrega de resultados, nos condicionó a pagar la totalidad de los honorarios (que ascendían a más de 300 mil pesos).

    Esto nos dio desconfianza y acudimos con otro abogado para mediar la situación, y después de muchas evasivas, simplemente no hubo respuesta.

    Hemos perdido el anticipo y se ha negado hasta ahora a devolver los documentos que le entregamos. Le comento que el dinero siempre se pagó en efectivo, sin recibo ni contrato.

    ¿A quién se recurre en estas situaciones? ¿Hay en el Estado algún organismo oficial que regule a los abogados, como lo hay en el caso de los médicos? ¿Cómo podemos obligarlo a devolver los documentos? ¿Un abogado puede cobrar por horas? Y de ser así, ¿cómo se cuantifica?

    R.

    R. Estimado Lector R., la conducta de su "abogado conocido y de confianza" no sólo constituye un acto de inmoralidad, sino de una falta absoluta de ética y de responsabilidad profesional. Ustedes cumplieron decentemente con los honorarios pactados, pagándolos.

    Queda claro que desde el inicio el abogado nunca tuvo la intención de cumplir, lo que puede generar la existencia material de un delito, al hacerles creer que cumpliría con el compromiso aceptado y engañándolos, y le entregaron su dinero.

    Para la ley, toda persona es responsable de su conducta. Cuando se trata de un abogado, por su conocimiento con la ley, al cometer un delito por su deslealtad profesional su conducta se considera grave, pues tiene información privilegiada en relación de su cliente, induciéndolo a veces al error y obteniendo en su beneficio los honorarios de un trabajo que nunca procedería a realizar.

    Su "abogado" ha traicionado sus intereses rompiendo con la importancia de la abogacía, donde su ejercicio ubica al abogado como el elemento social y político de más alta figuración, pues su especialidad abarca todos los campos de las actividades y, en la comunidad, le corresponde un papel preponderante dado la gran confianza que en él se deposita.

    Lástima y decepción con gran dosis de engaño el comportamiento...

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