Kenia, siempre en la memoria

AutorPatricia Miranda

Enviada

NAIROBI.- Porque a veces al husmear por los rincones de una casa se empieza a conocer un destino, vale la pena visitar la morada de una baronesa que "tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong".

Era de Karen Blixen, quien con el seudónimo de Isak Dinesen dio fama a Kenia con sus "Memorias de África".

De 1914-1931 la finca fue habitada por quien decidió dejar atrás su natal Dinamarca, con la ilusión de tener una plantación de café.

Ubicada al oeste de Nairobi, la también llamada Mansión de los Bosques destaca en el elegante barrio de Karen, llamado así en su honor. Hoy, en esta propiedad ya no hay cafetales, pero a cambio florece una especie de culto cinéfilo y literario: una parada obligada en la travesía por estas tierras.

Los más llegan entusiasmados por ver las locaciones en las que el recientemente fallecido Sydney Pollack rodó "África Mía", filme ganador de siete Óscares.

Atractiva para muchos lunamieleros, la visita promete revivir episodios de la vida de Blixen y su amigo Denys Finch-Hutton, interpretados en la cinta por Meryl Streep y Robert Redford.

La curiosidad queda colmada al ver algunos objetos usados para el rodaje, como el reloj cucú, que tanto llamó la atención de los totos (niños) nativos, los utensilios de cocina, algunos muebles y las botas y el traje de amazona que usó Meryl Streep.

Pero más atrae esa máquina de escribir, en la que quizá Karen empezó a bosquejar los mejores retratos que se han escrito sobre Kenia.

Por fuera, el Museo de Karen Blixen regala otros placeres, como sentarse en el pórtico donde los kikuyus (la tribu más numerosa de Kenia) solían esperar a que Karen saliera con una medicina que les sanara las heridas. O pasear por los jardines e imaginar los tiempos en los que ahí se celebraban las ngomas (grandes danzas nativas).

Ésta es la primera parada de los que desean revivir la época romántica del safari, de cuando los pioneros salían por días enteros a acampar y por la tarde se sentaban en torno a una hoguera, escuchando música salida de un gramófono o contando historias, siempre en guardia, a la espera de una fiera.

El vibrante centro

Luego de ver el rostro más carismático, hay que dirigirse hacia el centro de la ciudad.

A la distancia, Nairobi se observa como un cuadro surrealista y tridimensional. El paso de una jirafa por el Parque Nacional intercepta la vista de un esbelto edificio de gobierno y, en un tercer plano, se alcanza a ver un aeroplano despegando.

De cerca se...

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