Karen Batres / Comprar sin medida

AutorKaren Batres

Se abarrotan las tiendas. Se abarrotan las calles. La presión de estar comprando y comprando, cumpliendo con las expectativas sociales y también con los deseos de los niños y el cariño hacia los seres queridos, nos impulsa al comercialismo.

No es un cambio en la naturaleza humana lo que nos impele a gastar más de lo que tenemos, sino un sistema total, el capitalismo, cuyos defectos también nos impactan con mensajes constantes imposibles de eludir.

De cada ocasión se ha creado una agresiva campaña publicitaria: el Día de la Madre, el Día de San Valentín, el Día del Maestro, de los enfermeros, los médicos, los psicólogos, y sólo falta el día de los amantes de los perros y los gatos.

En el siglo pasado, el empresario Henry Ford pagaba a sus trabajadores un salario fuera de lo común, con el razonamiento de que un trabajador bien pagado también se convertía en un buen consumidor. De esa forma, los negocios y las industrias que producían bienes prosperarían.

Ahora todos somos consumidores, incluso las familias de escasos recursos. Siempre hay algo que comprar para satisfacer las necesidades familiares. Somos poblaciones urbanas, no producimos lo que comemos ni elaboramos nuestros utensilios y ropa.

Pero ahora las compras han ido más allá de toda lógica y toda necesidad. Producimos toneladas de basura innecesaria, mundos enteros de plástico tirado, papel de envolturas navideño que dura escasos segundos, y bolsas de plástico cuya vida abarca el lapso de la tienda a la casa.

El planeta se ahoga bajo el tiradero humano, y los mares enferman.

El capitalismo nace del intercambio de bienes y servicios desde hace siglos. Al igual que la democracia, sus méritos -el desarrollo, la especialización, el incremento en la productividad humana- vienen con unos bemoles mayores.

La disciplina de la economía, según muchos de sus practicantes, no incluye juicios de valor. La economía mide, describe, teoriza, predice, pero no juzga.

El capitalismo desenfrenado, sin regulación, produce una enorme desigualdad económica y un uso de los recursos naturales destructivo, y eso sí lo tenemos que juzgar.

Tenemos que...

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