Karen Batres / Aborto y muerte

AutorKaren Batres

Una vez más, el aborto inducido se coloca en primera plana por la reforma a la Constitución local aprobada en el Congreso del Estado que protege la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

Las manifestaciones en pro del derecho de la mujer de ser la dueña de su cuerpo no se hicieron esperar, pero otro punto álgido es el concepto de "la muerte natural".

Estas dos ideas, la vida/"persona" en la forma de un embrión, y la muerte natural, atentan contra un derecho no explícito y además controvertido: la posesión del cuerpo como la esencia de uno mismo o la noción del cuerpo como objeto principalmente social.

Según datos del Instituto Guttmacher, especializado en temas de la salud reproductiva, es muy difícil estudiar el aborto inducido en México porque, con la excepción de la Ciudad de México, éste está fuertemente vetado y/o criminalizado en el resto del País.

No obstante, el Instituto declara que en un sondeo del 2009, detrás de cada aborto inducido hay un embarazo no planeado, y la penalización del mismo no impide que se realice. Se estimó que esto se traduce en más o menos un millón de abortos anuales.

El Instituto también descubrió que, al igual que en otros países, el número de embarazos no planeados fue mayor en áreas urbanas y desarrolladas, y menor en áreas rurales.

Es un dato curioso que puede tener que ver con muchos factores, desde la posibilidad de sostener relaciones sexuales más fácilmente en un entorno urbano con un grado mayor de anonimato, hasta la aceptación de las mujeres en el campo de todos los embarazos que experimentan.

El punto es que, por un lado, el conservadurismo religioso no aprueba métodos anticonceptivos, excepto los que no funcionan, y al mismo tiempo veta el aborto inducido, de tal forma que una mujer ni puede impedir un embarazo no deseado y tampoco puede abortar.

Y, sin embargo, los métodos anticonceptivos se usan en México, y se realizan abortos inducidos a pesar de las restricciones legales. Lo peor, y terrible, es que cuando el aborto se halla dentro de las causas legales para llevarse a cabo, la tramitología y el conservadurismo ideológico lo pueden detener más allá del tiempo dado para que sea legal.

Esto es especialmente relevante en casos de violación, en los que se considera que "el bebé no tiene la culpa", y existe presión social y religiosa para que la violada acepte dar a luz.

Ahora no podemos ni morir a gusto. La ley obviamente intenta impedir el suicidio de las personas que ya no soportan...

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