'Juegan' los niños con los violines

AutorLuis López

Aunque requiera de constancia y disciplina, la música es un tipo de juego, y los pequeños alumnos de música de la Ludoteca Crecer Libre tendrán a partir del próximo año un nuevo espacio para "jugar" con las notas.

Para las clases se construyen cuatro nuevos salones que estarán equipados con atriles y pizarrones especiales para notación musical. Ya cuentan con 40 violines que recibieron como donativo para el proyecto.

La ludoteca, creada en el 2005, se ubica en la Colonia Jardines de San Martín, en Escobedo, en las faldas del Cerro del Topo Chico, una de las zonas conflictivas del área metropolitana.

SOLUCIÓN DE RAÍZ

La Ludoteca Crecer Libre, indica su fundador, José Lobatón, se instaló en el 2005 en la zona al detectarse ahí un foco rojo con problemáticas como pandillerismo, drogadicción y alcoholismo.

"Consideramos que atacar de raíz el problema, trabajando con niños de 3 a 12 años, sería la solución", expresa, "así que diseñamos este proyecto en el cual, a través de actividades lúdicas, de juegos, trabajamos en la educación integral de los niños".

La asociación de beneficencia privada, que atiende a unos 600 niños por mes, imparte actividades para los pequeños, con una cuota de 20 pesos semanales, entre manualidades, pintar, leer y jugar en áreas especiales interiores y exteriores.

Por ejemplo, los menores cuentan que han aprendido a dibujar, construir juguetes con diversos materiales y a divertirse con juegos de mesa. También disfrutan la proyección de películas infantiles.

A poco más de nueve años del inicio del proyecto, realizado en un terreno otorgado por el Ayuntamiento de Escobedo, se ha percibido una mejora en el desempeño escolar de los pequeños que asisten a la ludoteca.

"Los mismos maestros nos dan indicadores de que los niños se están desarrollando mucho, que ahora son mucho más participativos, que ahora son mejores alumnos, que tienen mejores calificaciones", dice Lobatón.

CLIMA DE CONFIANZA

Tras haber sido alumna en el centro, Valeria Garza Flores, de 20 años de edad, ahora trabaja como ludotecaria con los niños más chicos, a quienes les comparte las enseñanzas que ella aprendió en su niñez.

"Los niños me decían: 'Es que yo no puedo', pero yo les repito: 'Sí puedes, sí puedes, no te des por vencido, busca otra manera', y ahora me encanta escucharlos decir: 'Sí puedo, porque Vale me dijo que sí podía'", cuenta sonriente.

Los pequeños, comenta Garza Flores, no se refieren a las ludotecarias como "maestras" sino como "amigas"...

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