Juega Romo el riesgo de la diversificación

El Norte/Redacción

Lorenzo Zambrano y Bill Gates decidieron especializarse. Alfonso Romo y Jack Welch eligieron diversificarse.

Dos rutas diferentes que ilustran el dilema de todo empresario: ¿cuál camino seguir para lograr el éxito en los negocios?

Las recientes reestructuraciones del Grupo Pulsar dan un ejemplo claro de los riesgos de uno de esos caminos: el de la diversificación.

Romo y sus empresas han experimentado en los últimos 20 años el equivalente a un paseo en montaña rusa: emoción, altibajos y muchos mareos, desde la admiración que provocó en muchos la capacidad creativa y emprendedora de un Romo que parecía invencible, hasta los fuertes problemas operativos y de pasivos recientes, que provocaron que el empresario haya tenido que vender a terceros una buena parte de su imperio.

En dos décadas, Romo incursionó de alguna forma en 59 actividades que abarcan 21 de los 67 sectores en los que la revista Fortune clasifica a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos.

Los expertos señalan que crear un conglomerado tan diverso en tan poco tiempo es muy difícil, sobre todo en un mundo global, donde cada empresa enfrenta a los mejores competidores de todas las regiones del orbe.

De acuerdo a libros de texto sobre Administración, una de las decisiones estratégicas básicas de una empresa es enfocarse o diversificarse.

Y la diversificación puede ser tanto en productos o industrias, como en mercados o regiones.

Para los gurús de la estrategia, una empresa puede ser exitosa siguiendo cualquiera de los dos caminos.

Por ejemplo, por el lado del enfoque, Microsoft con Bill Gates demuestra el poder de la especialización, mientras que General Electric con Jack Welch -con negocios globales muy exitosos en segmentos tan diversos como electrodomésticos, productos médicos especializados, reactores nucleares o servicios financieros- es un ejemplo claro de que un conglomerado también puede triunfar.

Casos más cercanos a casa: en la especialización, Cemex de Lorenzo Zambrano y, en el caso de un conglomerado, las empresas de Carlos Slim.

En lo que coinciden los expertos es en que, mientras más diverso el portafolio de negocios, más compleja es la operación del mismo por lo que requiere una administración más fina y precisa.

Alfonso Romo eligió el camino del conglomerado, como lo revela la historia de cómo fue creciendo su portafolio.

Los inicios de lo que hoy es Pulsar fueron en el sector de servicios alimentarios, con Pastelerías Monterrey, todavía en posesión de Romo.

Dentro de este sector resaltan también la incursión en los restaurantes, primero con los Gambrinos y luego con Picos, Il Giardino y Las Antorchas, que sufrió varios cambios de nombre y formato.

Algunos de éstos fueron cerrando con el tiempo y, finalmente, en 1998 Romo vendió su último restaurante, Il Giardino, a Francisco González Sebastia.

Cigarrera La Moderna fue el primer gran éxito financiero de Romo.

La compró -aunque hay quienes dicen que se las arrebató- por 80 millones de dólares en 1985 a sus socios ingleses, BAT, que interpusieron un pleito legal no exitoso para impedir la transacción.

A fin de cuentas, 12 años después Romo se las vendió a los mismos ingleses en mil 700 millones de dólares.

En el sector tabaco, el empresario también adquirió Tabamex y creó la fábrica de puros Cruz Real y las tiendas especializadas Sir Walter Raleigh.

Uno de los sectores más exitosos para Romo fueron los seguros.

Poco a poco formó lo que hoy es Seguros Comercial América: en 1988, compró Seguros La Comercial (SCA); en 1993, América, y en 1996, Asemex, con lo que superó a Nacional Provincial, pasando del 21 al 32 por ciento su participación del mercado nacional de seguros.

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