Juega como antes

AutorLuis López y Leonardo González

Con estos coloridos objetos de madera, metal y plástico, ¡el juego nunca termina!

Los juguetes tradicionales, como el trompo, el balero, las matatenas, el yoyo, las canicas y el hula-hula, han sido sinónimos de diversión para varias generaciones.

Los adultos seguro recuerdan cómo se juegan, pero los niños de hoy quizá no los conozcan o no saben cómo usarlos.

Hoy, Día del Niño, es el momento perfecto para que papás enseñen a sus hijos cómo pasar ratos inolvidables con ellos.

Podrán ser sencillos, pero estos juguetes prometen horas de diversión y grandes amistades, explica Lluvia Valles, quien labora en Servicios Educativos de 3 Museos, que organiza talleres para que los pequeños aprendan sobre los juegos tradicionales.

"El tiempo que juegas con tu hijo es el mejor que le puedas dar, y cuando esté grande él no te va a agradecer el dinero que le dejes, sino los momentos en que jugaste con él y compartiste estas experiencias", afirma.

Que los juguetes como el trompo, el balero y las canicas fueran realizados por artesanos, los dotaban de características que los hacían únicos y por tanto cada niño tenía una pieza diferente a todas las demás, dice Dolores Martínez, promotora cultural regia.

Jugar al trompo era fascinante porque acercaba a las familias y amigos del barrio, agrega, pues los trucos y habilidades al bailarlo hacían de este juguete una actividad de especial convivencia y competencia.

Participar en estos juegos permite experimentar su legado cultural, indica Érik Castillo, investigador de arte y autor del libro El juguete en México.

"Son testimonios, documentos, objetos que parecen casuales, pero no lo son, porque revelan en su materialidad una serie de historias, de contenidos más allá del juego, porque remiten a visiones del mundo según la región y la temporalidad de cada uno", detalla.

Para Josefina Blanco, quien por 45 años ha vendido juguetes tradicionales, ver las sonrisas de los niños al ver los trompos y baleros es una gran satisfacción.

La vendedora, quien atiende con su nieta un local en el Mercado Juárez, en el Centro de Monterrey, señala que es muy común que los turistas se los lleven como souvenirs, pero también los compran familias que van de paseo.

"Se siente muy bonito ver que los niños todavía se emocionen al verlos y le piden a sus papás que les compren uno", comparte.

Conócelos

Date tiempo para disfrutar de estos juguetes únicos

EL YOYO

Con una cuerda amarrada al dedo, el yoyo, de madera o plástico, debe de lanzarse...

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