Juana María Nava Castillo/ Ocho de marzo

AutorJuana María Nava Castillo

A pesar de que las mujeres tenemos ahora una mayor presencia en casi todos los ámbitos públicos, aún padecemos serias limitaciones debido a los modelos sociales y culturales que nos rodean y nos invaden hasta lo más íntimo.

Si bien debemos reconocer los avances en aspectos en los cuales la participación de las mujeres era nula, también hay que señalar que el trabajo para permanecer y el esfuerzo por avanzar ha sido doble, pues por un lado se nos impone la absoluta responsabilidad en el hogar y el cuidado de las y los hijos, y por el otro se nos exige demostrar que somos capaces en las esferas públicas, algo que los varones no tienen que comprobar.

Hoy, cuando se señala que éste será el milenio de las mujeres, todavía nos enfrentamos a las mismas reacciones de rechazo y de invalidación del trabajo femenino. Prevalecen las dudas sobre la capacidad para la toma de decisiones. Aún a pesar de que la igualdad jurídica parece avanzar, no podemos afirmar a que hay equidad entre los géneros.

Curiosamente, hablar de la mujer provoca discusiones de quienes afirman que la "naturaleza femenina" no permite que se la compare con el hombre. Se señalan diferentes dignidades y conductas que deben ser censuradas para ellas y permitidas para ellos, reafirmándose los patrones tradicionales de supremacía de un sexo sobre el otro.

Pero también hay quienes buscan que las mujeres tengamos igual derecho al respeto, a tener una vida digna, de equidad, y sobre todo, sin violencia y además luchan por ello a través de diferentes organizaciones, incluyendo en este compromiso no sólo a las mujeres, sino también a los hombres, muchos de ellos conscientes de que sus propios roles son igualmente injustos.

Por eso, el 8 de marzo debe ser un día de reflexión, de establecer compromisos reales. Un día para tomar acciones que en verdad beneficien a la población femenina y, por ende, al resto de la sociedad.

Diferentes estudios muestran que las mujeres representamos ya el 39 por ciento de la fuerza de trabajo, sin embargo, ganamos en promedio 30 por ciento menos que los hombres por realizar las mismas funciones. Difícilmente logramos acceder a puestos de toma de decisiones aunque sí predominamos en los niveles de mayor esfuerzo y ejecución de tareas.

De acuerdo con cifras del INEGI, el 95 por ciento de las mujeres que trabajan fuera de casa, realizan también labores domésticas. A esto se refiere la doble jornada que implica trabajar más de 50 horas a la semana como suma de las...

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