Juan Villoro / 'Mirar morir'

AutorJuan Villoro

¿Está el Ejército mexicano al margen del escrutinio público? La investigación oficial de la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa no ha establecido la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en los hechos, a pesar de que numerosos testigos y los mensajes del sistema C4 (red de comunicación de las autoridades locales, la Policía y el Ejército) confirmaron la presencia de soldados en todos los episodios de la larga noche de Iguala.

Sobran indicios para que se indague al 27 Batallón de Infantería, acantonado en la zona. Pero esto no ha sido posible. Días después de los sucesos, el Procurador Jesús Murillo Karam exoneró al Ejército y el Presidente Enrique Peña Nieto hizo un elogio genérico de las tropas que salvaguardan la soberanía, sugiriendo que no serían investigadas.

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes pidió entrevistar a miembros del Batallón, pero se le negó el acceso con el argumento de que no podían ser investigados por extranjeros. El General Salvador Cienfuegos, titular de la Sedena, fue enfático al respecto: sus tropas no admiten escrutinio foráneo. Los expertos sugirieron entonces elaborar un cuestionario aplicado por colaboradores mexicanos, pero tampoco eso prosperó.

Más de un año después de una tragedia no hay un resultado que permita explicar lo ocurrido y sancionar a los culpables. ¿El Presidente encubre al Ejército para mantener su precario equilibrio?

En El Financiero, Raymundo Riva Palacio ha recordado que el 27 Batallón de Infantería se instaló en Guerrero en los años 70 para combatir las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, ambos maestros normalistas. De 1968 a 1974, los operativos de la guerra sucia estuvieron a cargo de ese Batallón, que hasta la fecha tiene intensa actividad en la zona.

¿Hasta dónde conoce las actividades del crimen organizado? Los testimonios del 26 de septiembre de 2014 revelan una constante presencia militar en Iguala y una respuesta errática ante los hechos. El Ejército supo que los muchachos eran perseguidos, pero no los ayudó. Posteriormente apoyó a algunos normalistas a ser atendidos en un hospital.

De acuerdo con Riva Palacio, así se cumplía un patrón de pasividad cómplice: el Ejército blinda la zona para que otros actúen y sólo interviene para recoger heridos y cadáveres.

Acaso la participación militar fue mayor. En la Cineteca Nacional se exhibe el espléndido documental "Mirar Morir", dirigido por Coizta Grecko a partir de una...

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