Juan Villoro / El Diablo en su jardín

AutorJuan Villoro

El 24 de enero, a los 78 años, murió Ramón "El Diablo" Montoya, leyenda del beisbol mexicano. Aunque conectó mil 692 imparables, el ídolo de los Diablos Rojos del México dependió de su magnético guante. Sus estadísticas y sus atrapadas justificaron la definición que "El Mago" Septién encontró para el beisbol: "matemática oscura, ballet sin música".

Uno de los mayores atractivos de este "deporte exacto, que construye monumentos y destruye catedrales" es el campo en que se juega. Las bases trazan un diamante, con un montículo en el centro; más allá, están los jardines. Como Ulises, el bateador debe sortear obstáculos para volver a casa.

Durante la mayor parte del siglo 20, la Ciudad de México contó con ese territorio en el Parque Deportivo del Seguro Social, que tenía el atractivo adicional de colindar con una avenida sin semáforos, lo cual permitía que "El Mago" Septién dijera cada vez que un homerun abandonaba el estadio: "Automovilistas que circulan por el Viaducto, ¡hay un bólido en su camino!".

En los años 60 y 70 del siglo pasado, el dueño del jardín central fue "El Diablo" Montoya. Nacido en Mexicali, en 1940, el pelotero ganó su mote en la infancia por otra clase de lanzamientos. Le aventaba bolas de lodo a los enamorados que se besaban en la Laguna de la Huistera, desatando el rumor de que ahí el Diablo andaba suelto.

Años después descubriría el extraño edén del beisbol, donde se cultivan números y se depende de la entrega y la disciplina. Montoya se retiró después de disputar mil 498 partidos, con un promedio de bateo de .316 y habiendo conquistado los campeonatos de 1968, 1973, 1974 y 1976.

Los héroes del deporte son dramáticamente transitorios. También lo son los lugares donde ofician, sobre todo en la Ciudad de México, entregada a la especulación. Cada vez que un predio importante se libera, sabemos que ahí se alzará un centro comercial. Tarde o temprano viviremos dentro de un shopping mall.

El Parque del Seguro Social, antes Parque Delta, fue sustituido por una mole del consumo. ¿Puede la memoria recuperar proezas en ese anodino recinto de la compraventa? En una ocasión, Osvaldo Soriano le contó a Eduardo Galeano su visita a un supermercado que había sido una cancha de futbol y trató de reproducir una jugada memorable en medio de las verduras y la carne...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR