Juan E. Pardinas / Impuestos y tormentas

AutorJuan E. Pardinas

Para un nativo del Distrito Federal el miedo a la naturaleza se mide en grados de Richter. Cuando la madre Tierra se ensaña contra los chilangos, lo hace con movimientos trepidatorios y oscilatorios. En mi patria chica le tenemos más susto a los terremotos que a las tormentas. Graves inundaciones han asolado a Iztapalapa y municipios conurbados como Chalco.

Sin embargo, la furia de los elementos no es la misma en el altiplano que en las orillas del océano. Hace días, en el Estado de Guerrero, conocí las aguas que provocan miedo. Como si el mar se hubiera parado de cabeza, más que gotas eran chorros lo que caía del cielo.

"Manuel" empezó a arrasar con las cosas que da uno por hecho. Los servicios básicos se convirtieron en privilegios intermitentes. La falta de electricidad y teléfono hizo imposible la comunicación con el exterior. La destrucción de las carreteras canceló la libertad de tránsito. Ante las docenas de personas que perdieron la vida o su patrimonio, éstas apenas son las anécdotas insignificantes de un náufrago en tierra firme.

Cuando bajen las aguas, la reconstrucción de la normalidad dependerá de la capacidad financiera del Gobierno. El jurista norteamericano Oliver Wendell Holmes afirmó que los impuestos son el precio que tenemos que pagar por vivir en una sociedad civilizada. Después del paso de los huracanes, esa factura civilizatoria se elevará a 50 mil millones de pesos sólo para reponer la infraestructura que el agua se llevó.

Sin embargo, los impuestos se pueden invertir en reabrir una carretera o gastar en publicidad en el ring de una pelea del "Canelo" Álvarez. El sábado 14 de septiembre, en las cuerdas que formaban el perímetro del cuadrilátero, se podía leer la palabra "México". Deduzco que un porcentaje de nuestros impuestos fue utilizado para patrocinar la pelea. ¿Para qué queremos el dinero público? Para reconstruir una autopista o para financiar el box profesional.

La propuesta de reforma hacendaria incluye una serie de impuestos que implican cerrar las puertas de acceso a la clase media. En teoría, la función de la autoridad es garantizar el ejercicio de los derechos, no elevar su costo. Al cobrar tributos a las colegiaturas e hipotecas, el Gobierno federal pretende gravar dos...

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