Josefina Leroux / Violencias
Autor | Josefina Leroux |
San Juanita, de 9 años, fue reportada desaparecida el 20 de julio en la Colonia Gavilanes de Guadalupe, en Zacatecas; tres días después encontraron su cuerpo cerca del panteón La Purísima.
La investigación de estudios forenses determinó que era el cadáver de esta niña, que había sufrido violencia sexual y que murió asfixiada entre 24 y 48 horas antes del hallazgo, lo que supone que fue asesinada al día siguiente del reporte de su madre, quien la habría mandado a comprar bolsas de basura a una tienda a unos pasos de su casa.
El mismo mes, el día 15, desapareció en el municipio de Juárez, Nuevo León, Ana Lizbeth, de 8 años, y después de un par de días se encontró su cuerpo en un lote baldío. La causa de muerte fue asfixia y estrangulamiento, perpetrada por un hombre con antecedentes de violaciones a menores.
Un día después, el lunes 16, en el ejido La Pedrera, en Altamira, Tamaulipas, fue Estrella, de 7 años, quien resultó muerta a puñaladas después de haber sido violada por un amigo de su padre.
Sería interminable la lista de menores violentadas sexualmente, y como ya no se guarda el secreto como antes, terminan por asesinarlas. El problema no se concreta a estos homicidios; en Chiapas encontraron videos porno de "inditas calientes", en los que se muestra y vende el cuerpo de menores indígenas.
¿Qué clase de personas hemos criado? ¿Qué nación hemos construido, que de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el primer lugar en casos de violencia y abuso sexual a niños y niñas?
En México no hay estudios estadísticos sobre pedófilos, pero en los países donde se han realizado se calcula que entre el 3 y el 5 por ciento de la población presenta dicha preferencia.
Una cosa es la atracción sentida (pedofilia) y otra, la agresión cometida en contra de menores (pederastia). El problema se exacerba con la impunidad generalizada ante delitos sexuales y el aumento brutal de distribución de pornografía infantil, así como la multiplicación de usuarios de estos materiales en internet.
El deseo erótico se moraliza en la educación y con la cultura; se orienta y fluye con vivencias afectivas. Sin familias amorosas, sin socializar ni respeto, por la industria de pornografía que lucra y produce videos cada vez más retorcidos y la reproducción de usuarios alcoholizados o adictos, se fomentan experiencias sexuales disociales y antisociales apartadas...
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