Josefina Leroux / Vacío familiar

AutorJosefina Leroux

Parte del caos que sufrimos hoy está en las familias.

Circula actualmente en redes e internet un video en el que un bebé en su sillita está frente a una persona de la que no se ve más que una mano viendo su teléfono celular. Enseguida el mismo cuadro, pero con niño pequeño, luego con un adolescente y después con un joven que se levanta con un gesto de fastidio.

Al final aparece un mensaje que dice: Crecen muy rápido (y se van). El video puede verse aquí: elnorte.com/sevan

Pero la atención de los padres no se pierde sólo con los teléfonos o tabletas, antes fue el radio, el periódico o la televisión.

Hace poco un joven me contaba de su soledad, pero luego me dijo que comía todos los días con su madre. ¿No platican?, le pregunté. No, al sentarse a la mesa ella enciende la TV y rara vez habla.

Cuando no hay comunicación en la familia, los y las hijas crecen en un vacío.

Un estudio reciente del CS Mott Children's Hospital de la Universidad de Michigan arrojó que la cantidad de tiempo que los padres utilizan viendo sus móviles tiene un impacto devastador en la salud mental y el desarrollo de sus hijos.

Todo esto me hace recordar una clase en la universidad sobre adicciones. El maestro decía que las familias aglutinadas (en las que no hay límites ni individuaciones) favorecen alcoholismos, y las familias separadas propician drogadicciones. Está sucediendo.

Le pregunté a una chiquita de 14 años cómo se veía en cinco años. Me recorrió un escalofrío por su respuesta: "Me veo como una vagabunda". Hace tres años murió su madre quien se la encargó a sus hermanas. Las tías la cuidan, pero no conversan con ella, la castigan continuamente y se la pasa encerrada en casa.

Hace años los padres tampoco conversaban con los hijos, había con ellos una relación autoritaria, pero la suerte de tener muchos hermanos y familia inmediata cercana, y la libertad para salir de casa y reunirse con pares podía satisfacer la necesidad de vincularse.

Hoy las familias viven apartadas de sus parientes y el número de hijos ha disminuido notablemente. Los pocos familiares que habitan un hogar están aislados y conectados a internet mayormente.

No conciencian los padres la importancia de la convivencia y la conversación para la salud mental y emocional de cada miembro de la familia, no sólo de los hijos.

Desde los años 70, la Escuela de Milán, escuela sistémica de terapia familiar, diseñó tareas para ayudar a las familias incorporando a sus vidas ciertos ritos.

Muchas familias...

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