Josefina Leroux / Sororidad

AutorJosefina Leroux

Mucho antes de que surgieran los grupos feministas en Estados Unidos en los años 60, muchos siglos antes las mujeres ya se apoyaban unas a otras, tal vez sin ponerle nombre ni la voz que reconocía sus problemas, pero en una necesidad por apoyarse a parir, a cuidar a los niños, así como a las tareas que les habían asignado atender la "naturaleza" y los hombres.

Públicamente, fue la francesa Olympe de Gouges (su nombre real era Marie Gouze), en el siglo 18, quien se considera la primera feminista, la que abogó abiertamente por los derechos de las mujeres.

Esta mujer fue la responsable de la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana -a tan sólo dos años de hacerse pública la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano en 1789-, derechos que poco han importado al mundo en donde hemos tenido vida y destinos como ciudadanas dependientes siempre.

En pleno siglo 21, la película "Roma" es una pequeña asomada a ese mundo de las mujeres en México, pero también en la mayoría de los países. Mujeres hacedoras de vida que mueven al mundo, a los hombres, a los niños y a todo lo que se proponen sin poder otorgado, sin nombramientos, sin protagonismos.

Desde su lugar, el que les toca vivir, hacen lo suyo, lo que toca hacer. Calladas, hombro con hombro, la abuela, la tía, la hermana, la hija, todas juntas o separadas se ayudan a salir adelante.

Ya basta de mitos que los hombres han propiciado. No somos rivales, no nos haremos más daño para pelearnos por el "amor" fatuo de ellos que termina en abandono.

La vida de las mujeres, ahora, conectadas una con otra, es cada vez más notoria. Vivimos haciendo redes para ayudarnos, pero ya no sólo a las de casa.

Las hemos visto en movimientos de hijos desaparecidos, aquellas damas de blanco de Argentina, de México. Mujeres que van a buscar fosas por todo el País para encontrar a los suyos, vivos o muertos. Mujeres que dejan su casa y las muchas o pocas comodidades que tenían para lanzarse a la vida, para encontrar a sus amores que dan sentido a sus vidas.

Sororidad se ha llamado a esta hermandad, que va mucho más allá del feminismo que buscaba igualdad de derechos. Ya nos cansamos de pedirlos y ahora los arrancamos al mundo, existiendo sin autorización del padre, del esposo, de los hijos. Alzando la voz por nosotras mismas.

Un documento que reconoce este movimiento es "La Carta de las Mujeres a la Humanidad"...

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