Josefina Leroux / Muriendo solos

AutorJosefina Leroux

Dejen que vista de luto

mis tristezas...

El coronavirus propicia la madurez para poner en orden nuestras prioridades, no sin costos de por medio.

Demasiados duelos son los que hay que enfrentar para sobrevivir esta guerra virulenta contra la salud y la vida. Cuando creíamos que la naturaleza estaba al servicio de la civilización humana, en pleno siglo 21 nos sorprende una amenaza desconocida que sólo podemos enfrentar con distanciamiento físico.

Su alto grado de contagio nos mantiene confinados en espera de que el número de casos confirmados con el virus se reduzca a su mínima expresión. De lo contrario, el dilema es arriesgar o no la salud.

Al 15 de junio había en México 150 mil enfermos de Covid-19, 17 mil 580 personas habían muerto. Dos días después, ayer sumaban 155 mil los enfermos y 18 mil 310 habían fallecido.

Si continúa la velocidad de contagios y el índice de letalidad se mantiene a más del 10 por ciento, fallecerían en el País más de un millón de personas.

Es un número similar que muere por otras causas. Entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo?

En situación normal no se conoce la fecha de la muerte, aun padeciendo enfermedades catastróficas, el final puede posponerse con un buen tratamiento. Ante el coronavirus el pronóstico es reservado, pero además el proceso curativo es obligadamente en soledad.

En el peor de los escenarios, una persona puede contagiarse y a los cinco días morir, ya que no se conoce el mejor tratamiento para la enfermedad. El contagio puede ocurrir desde cualquier persona, incluso sin síntomas. Sin pruebas desde el inicio ni uso de cubrebocas, la población de riesgo optó voluntariamente por el confinamiento, a pesar de los duelos implicados.

Nunca como ahora tantas personas viven solas. El Inegi reportaba en 2010 que el 8.8 por ciento de los hogares es unifamiliar. Esas personas sufren ahora de soledad y sin medios para comunicarse con sus seres queridos, probablemente también padecen angustia, ansiedad o depresión al experimentar un compás de espera sin fecha de caducidad.

Pero no solamente las personas que viven solas pueden enfermar y morir en solitario. Cualquiera que registre síntomas fuertes de Covid-19 se hospitalizará sin autorización de visitas y con la incertidumbre de poder o no vencer esta nueva enfermedad.

De ahí la importancia de la empatía de la dirección hospitalaria para hacer de este...

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