Josefina Leroux / Desperdicio de la psicología

AutorJosefina Leroux

El primer laboratorio de psicología se instaló en Alemania a fines de 1875. Fue Wilhelm Wundt el primer psicólogo científico; de su trabajo escribió 54 mil páginas sobre psicología y fisiología, psicología social y psicología experimental.

Desde entonces, la psicología ha tenido un continuo desarrollo y se ha aplicado en algunos campos para el beneficio de los seres humanos y las sociedades. No obstante, la difusión de esta ciencia no se ha extendido en nuestro país, al contrario, prevalece su desconocimiento, lo que causa un desperdicio generalizado con un costo no sólo económico sino evolutivo.

La psicología sólo se utiliza en espacios específicos como la clínica y la escuela, cuando abarca todos los confines de la actividad humana. Los resultados son evidentes: ensayos y errores circulares son frecuentes hacia donde volteemos. La impunidad galopante es sólo un ejemplo atroz que puedo mencionar.

La ciencia no sólo aporta conocimiento, también permite predicciones. Existen leyes en psicología que nos permiten saber a ciencia cierta el futuro de un comportamiento si estudiamos y controlamos las variables que lo rodean. Una conducta seguida de consecuencias positivas aumentará sus probabilidades de ocurrencia.

¿Qué significa eso? Que todo lo que se premie, se repetirá. Así de simple.

En contraste, la teoría e investigación respecto al castigo han encontrado que esta práctica no evita que se presente una conducta indeseada y que además provoca efectos emocionales negativos en las personas que los sufren. Aun así, prevalece en nuestra cultura la tendencia a castigar y, contrario a los principios de aprendizaje, son aislados los casos en que se refuerzan las conductas loables.

El acto repetido de legalizar los autos chuecos es ejemplo de un retraso cívico pavoroso, peor aún, es una práctica absurda contra todos los hallazgos científicos que ayudarían a instalar la ley y el orden en una nación en la que prevalece el caos. Aplicando el aporte de la psicología, sabemos que si se premian conductas ilegales se reproducirán. No obstante, eso es una costumbre enraizada en la historia política mexicana. Por eso hoy tenemos dos millones de autos que circulan ilegalmente en el país.

No aprenden los funcionarios ni legisladores, no les interesa hacerlo. Mejor obedecen a otros fines que van de los económicos a los electoreros.

En países desarrollados, la psicología sirve para resolver problemas. Se reconoce a los buenos conductores con descuentos en sus...

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