Josefina Leroux/ Belleza mexicana

AutorJosefina Leroux

Obtuvo la mayoría de las nominaciones y ganó cinco óscares una película que describe algunas de las problemáticas que vive la familia estadounidense, "Belleza Americana".

Cuando he comentado dicha película, mucha gente opina que en México es diferente, que aquí no existen tales problemas familiares porque tenemos otros valores y otras costumbres.

Es cierto, sin embargo, aquí tenemos también otros problemas. La familia mexicana no es color de rosa como muchos quieren creer; en nuestro País funciona como una red de protección para caídas libres; es como un escudo, una especie de blindaje para salvaguardarse sus miembros del mundo externo amenazante.

De lo poco que tenemos los mexicanos, es ésta una de las cosas más importantes, y a veces tenemos que pagar un elevado precio por ella.

Recuerdo a la familia de Elvira, una mujer soltera que conocí hace tiempo. Ella era las más pequeña de los hijos. En ese tiempo sólo vivían su hermano y ella con sus padres; así lo habían hecho desde hacía cinco años, después que el hermano mayor contrajera matrimonio. El padre de Elvira era un destacado profesionista, un hombre de prácticas religiosas al igual que su madre, una buena ama de casa. Sin embargo, el hermano de Elvira era alcohólico, y ella, una mujer depresiva que tenía relaciones con un hombre casado.

Por supuesto, sus padres tenían una vida social activa en la que aparentaban completa felicidad. Ellos dormían en camas separadas desde hacía muchos años, tanto que Elvira ya no tenía memoria de cuando ellos compartían su lecho.

Esta triste mujer siempre recordaba cómo su madre le decía que se pusiera lista para conseguir un buen hombre que se casara con ella; se encargaba de repetirle casi a diario que la soledad era lo peor que le podía pasar en la vida.

Su hermano tenía una pésima relación con el padre, quien quería que hubiera estudiado su misma carrera; le criticaba porque él nunca se interesó por otra cosa que no fuera la música. Le decía frecuentemente que se iba a morir de hambre y que se iba a arrepentir por no haberle hecho caso. Le auguraba el fracaso y le pronosticaba que algún día le pediría que le diera trabajo de lo que fuera.

Elvira se daba cuenta de que su vida afectiva era un desastre, sabía que no llegaría a hacer una pareja real con su amante; sin embargo, reconocía que la mantenía viva; en sus palabras, "era el único cariño que sentía verdadero, entre tanta superficialidad".

Otra buena familia era la de Eduardo. Ellos eran cuatro...

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