José Pablo Coello / Sigue siendo el rey

AutorJosé Pablo Coello

El 27 de enero de 1991, los Gigantes se enfrentaron a los Bills en el Super Bowl XXV. Aquella escuadra de Búfalo tenía una ofensiva temible que, de la mano del esquema "K-Gun", había revolucionado a la NFL. Jim Kelly, Thurman Thomas y Andre Reed eran las tres figuras más emblemáticas de aquella unidad, que con 428 puntos totales, se convirtió en la mejor de la Liga. Aquella noche en Tampa Bay, Bill Belichick tenía apenas 38 años y fungía como coordinador defensivo de Nueva York, bajo las órdenes de Bill Parcells. El plan de juego de la defensa fue diseñado para confundir a Jim Kelly con constantes modificaciones y la presencia de hasta seis jugadores en la defensa secundaria, además de presionar y golpear cerca de la línea de golpeo a los veloces receptores de los Bills. El duelo terminó con un triunfo dramático de los Gigantes y el plan de Belichick está hoy en el Salón de la Fama.

Desde aquel momento, Belichick fue reconocido como una de las mentes defensivas más brillantes en el negocio. Y aunque han pasado casi tres décadas, lo acontecido el pasado domingo confirma que el entrenador en jefe de los Patriotas sigue teniendo el antídoto perfecto para los esquemas ofensivos más sofisticados.

Los Carneros, como aquellos Bills de la temporada de 1990, llegaron al Super Bowl de la mano de una ofensiva muy versátil y explosiva. Con más de 500 puntos totales y un promedio de casi 33 unidades por encuentro, el equipo de Los Ángeles se presentaba en Atlanta como un reto formidable para el entrenador de Nueva Inglaterra y su grupo de colaboradores. Y es que Sean McVay, quien, a pesar de su juventud e inexperiencia, había...

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