Jorge Volpi / It

AutorJorge Volpi

Los clowns pueden ser, en efecto, peligrosos.

O al menos eso es lo que han dejado ver aquellos políticos que, consciente y voluntariamente, han construido imágenes públicas de payasos: personajes imprevisibles y atrabiliarios, en teoría muy auténticos porque se oponen frontalmente al sistema, a la etiqueta y a los buenos modales, dados al chiste fácil, a la descalificación ligera, al insulto y a la sorna de sus adversarios, siempre dispuestos a vanagloriarse de su libertad de expresión y su desprecio de lo políticamente correcto, lo cual les permite mofarse por igual de los inmigrantes, las minorías o las mujeres, y que incluso en su apariencia o sus apariciones públicas -desvergonzados y orondos- buscan parecer tan estrafalarios como cercanos al ciudadano común.

Me refiero, por supuesto, a Trump y su caterva de imitadores -aunque él lo fuera, a su vez, de quien inició el género en tiempos recientes: Berlusconi- y hoy, de manera particular, a quienes encarnan en Europa el prototipo de político-clown y que justo acaban de recibir sendos varapalos por su desmedido orgullo y arrogancia. Boris Johnson, el Primer Ministro británico, y Matteo Salvini, líder de la Lega Nord italiana.

En otros momentos de la historia reciente hemos sido testigos de los espectáculos protagonizados por payasos de izquierda, pero en esta época predominan los de derecha o ultraderecha, con el Presidente estadounidense en primer sitio.

A Johnson se la ha dicho, precisamente, el Trump británico, y su enloquecida melena rubia parecería emparentarlo con él, aunque se trata de un Trump culto -lo cual no lo vuelve menos impresentable-: estudió en Eton y Oxford, fue durante mucho tiempo columnista político, es autor de un ensayo sobre Churchill y de una novela, y ha escrito y presentado una serie de televisión sobre la antigua Roma.

Todos estos atributos, sin embargo, no han evitado que sus convicciones políticas -en teoría se describe como un liberal social y, en efecto, ha sido mucho más abierto hacia temas como la inmigración que otros políticos conservadores- cambien y se modifiquen con el único objetivo de mantenerse en el poder.

Esta semana, Johnson sufrió su peor derrota pública al ser humillado en el Parlamento, donde una mayoría opositora, a la que se ha sumado un contingente de tories...

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