Jorge Volpi / Civil

AutorJorge Volpi

Ocurrió cuando nadie lo esperaba. Una sorpresa y casi un milagro. Tan pocas veces en nuestra historia reciente hemos sigo testigos de un acto no sólo de responsabilidad, sino de generosidad de nuestras élites, que nos sigue resultando inverosímil.

Nos resistimos a celebrarlo porque no estamos acostumbrados a que los políticos nos escuchen, mucho menos a que cambien drásticamente sus posiciones en aras del bien común. Y, sin embargo, al menos en esta ocasión y por ahora, el gran pacto está allí.

En un anuncio tan inaudito como insólito, los Senadores de todos los partidos crearon un nuevo cuerpo policiaco, la Guardia Nacional, con un mando puramente civil.

Vale la pena repetirlo: 127 votos a favor, cero en contra, cero abstenciones. Un acuerdo que, en contra de lo que hasta hace unas horas se pensaba, antepone una auténtica política de Estado a los caprichos de los partidos, a los deseos -al menos a los deseos explícitos- del Presidente y a la presión ejercida por las Fuerzas Armadas.

Durante estos últimos meses, la Guardia Nacional, que en su redacción original no dejaba de ser un cuerpo militar, se percibía como la mayor traición de la 4T a sus votantes: a los millones que votaron por un cambio drástico en la estrategia de combate al narcotráfico y al crimen organizado.

En su versión original, el nuevo cuerpo no era sino la exacerbación de la militarización del País emprendida por Calderón y continuada por Peña Nieto conforme a la cual el Ejército y la Marina, al ser los últimos bastiones contra la corrupción, debían seguirse encargando de tareas de seguridad pública.

Desde que en el 2006 se lanzaran los primeros "operativos conjuntos", la guerra contra el narco no ha hecho sino provocar decenas de miles de muertos y desaparecidos, con cifras propias de una guerra civil. El fracaso ha sido estruendoso y, por ello, reforzarlo con una reforma constitucional sólo iba a empeorar las cosas.

En campaña, López Obrador se había comprometido a retirar a las Fuerzas Armadas de tareas de seguridad pública. Por desgracia, una vez en el Gobierno cambió de punto de vista y pareció dispuesto a entregarle todo el poder a esos mismos militares de los que antes desconfiaba.

Por si ello fuera poco, el Presidente anunció muchas más concesiones para los militares...

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