Jorge Suárez-Vélez / Gastar no es invertir

AutorJorge Suárez-Vélez

López Obrador y su equipo tratan a inversionistas privados, nacionales o extranjeros, con el desdén que merece un mal necesario. No ven que sin ellos no habrá crecimiento, sin éste no habrá recaudación, y sin ésta no tendrán dinero para su mega proyecto político y programa clientelar.

La inversión exige predictibilidad y seguridad, tanto física como jurídica. En sólo siete meses, este Gobierno deja claro que no ofrecerá una u otra.

La cancelación del aeropuerto mató la esperanza de que AMLO gobernaría con pragmatismo.

La cancelación de las rondas, en medio del desplome en la producción de Pemex, reitera una necia visión ideológica-nacionalista, cuando urge revertir la caída, produzca quien produzca, antes de que calificadoras y mercados sepulten a la empresa más grande del País, poniendo en riesgo la estabilidad de nuestras finanzas públicas.

La revisión de contratos de la CFE le pone un velo de duda a todo acuerdo previo entre Gobierno y particulares, invitando mayor cautela al participar en cualquier licitación, e incrementando costos, pues un mayor riesgo -sembrado por el Gobierno mismo- demandará mayor rentabilidad en la inversión.

AMLO no entiende la diferencia entre invertir y gastar. El Tren Maya, Dos Bocas y las carreteras hechas a mano tienen en común que proveen empleo y derrama económica en forma momentánea, mientras la obra está en curso. Una vez terminada, no sólo no generan un centavo, sino que cuestan, tanto por pérdidas en el caso de las dos primeras, como por su caro mantenimiento en los tres casos. Un tren no detonará el desarrollo del sureste, ya no estamos en el siglo 19.

El nuevo aeropuerto sí era una inversión. Es un proyecto extraordinariamente rentable -tanto para los inversionistas privados, como para el Gobierno que recibiría un sólido flujo de impuestos- con un notable efecto multiplicador de inversión privada que complementa el beneficio de la gran obra pública.

Extender la red de gasoductos es también una buena inversión, pues provee acceso a energía en regiones que se vuelven viables para recibir inversión privada, y así sí desarrollarse.

Desde la dogmática visión de AMLO, este Estado sin recursos debe encargarse tanto de incrementar la producción petrolera como de generar energía eléctrica.

En el caso de la extracción de crudo, la...

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