Jorge Suárez-Vélez / Es hora de exigir

AutorJorge Suárez-Vélez

Los pronósticos de crecimiento económico para México en 2019 se acercan ya a cero. Como la población sigue creciendo, si la economía no lo hace, per cápita decrecemos.

Como en el sexenio pasado, un nuevo partido en el poder se tarda en organizarse para gastar. A diferencia de aquel, en cuestión de meses éste ha generado enorme duda entre inversionistas nacionales y extranjeros.

La cancelación del NAIM, la revisión de contratos firmados por CFE, la insistencia en reasignar recursos públicos para financiar la construcción de "elefantes blancos", el paupérrimo "Plan de Negocios" de Pemex, la cancelación de rondas, y el miope ataque a órganos autónomos -que han comprobado su importancia- nos restan optimismo sobre lo que sigue.

La economía mundial comienza un proceso de desaceleración que puede ser agravado por un conflicto comercial entre las dos economías más grandes del mundo, por el surgimiento de nacionalismos que provoca errores como Brexit, y por el fin natural de un largo ciclo de 10 años de crecimiento económico ininterrumpido en Estados Unidos.

Si México decreció cuando la economía estadounidense se expandió 3.1 por ciento en el primer trimestre y 2.1 por ciento en el segundo, el periodo que viene debe preocuparnos.

¿Cómo reaccionará López Obrador si la economía mexicana se contrae en 2020? ¿A quién culparía de un tipo de cambio de 22 o 23 pesos por dólar? Ambos escenarios son posibles, si no es que probables, y me es claro que culpará a los empresarios. Dirá que éstos se comprometieron a invertir y no lo hicieron, dirá que boicotearon su proyecto.

Una columna en este diario presagió el contenido de esa narrativa. En ésta se dice que "los grandes capitales" deben hacer "proyectos concretos" con "cronogramas verificables" por la "responsabilidad que tienen con México".

Entiendo esa responsabilidad en forma muy diferente. Yo subrayaría que la primera responsabilidad de las empresas es con sus accionistas y trabajadores. Antes que nada es fundamental que la empresa sobreviva y prospere.

Por ello, es vital cuidar la rentabilidad de la inversión y proteger el capital en momentos inciertos, para permitir que la empresa pueda seguir siendo fuente de empleo y de generación de riqueza. Es inocente pensar que una empresa debe...

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