Jorge Suárez-Vélez / Crédito o comisiones

AutorJorge Suárez-Vélez

El debate sobre las comisiones bancarias pone el reflector no sobre el "abuso" de los bancos, sino sobre el peligro de diseñar políticas públicas, fundamentalmente económicas, sobre las rodillas.

Cancelar o topar comisiones bancarias es, evidentemente, una medida popular. También lo sería dar crédito sin costo para adquirir vivienda, o perdonar la deuda a quien no pueda pagar su tarjeta de crédito.

Hacerlo, sin embargo, garantizaría que el servicio de la Banca comercial desapareciera, a no ser que surgiera otra forma de rentabilizarlo. Todo control de precios provoca una reducción en la oferta de ese producto o servicio.

¿Por qué invertir en comprar e instalar cajeros automáticos, asumiendo costos y corriendo riesgos al darles servicio, si no es rentable hacerlo? El problema en México no son las comisiones bancarias, sino que los bancos dependan tanto de éstas dado el ínfimo nivel de bancarización y la baja penetración del crédito.

La intermediación bancaria provee un beneficio social: da a la gente acceso a crédito para adquirir activos como casas o automóviles, y también alternativas para ahorrar. Permite canalizar ese ahorro a actividades productivas, al darles crédito a empresas.

Cuando hablamos de la falta de Estado de derecho en México, como si fuese tema de tertulia filosófica, olvidamos que es justo en este tipo de actividad donde su ausencia provoca que el crédito sea escaso y caro.

En México puede tomar cinco años embargar una casa por impago de hipoteca, mientras que en España toma uno. No hay cortes eficientes. Los costos de cobrar en México son tan altos que a veces se cobra por principio, pues el costo de cobrar puede exceder al monto recuperable.

Controlar precios provoca la formación de mercados negros. Si prestar y cobrar se le complica al banco, quien necesita dinero con urgencia recurrirá a casas de empeño, o a un agiotista que siempre cobra (por métodos "dolorosos"). Alternativamente, desaparece el bien o servicio en cuestión. En los 70, por ejemplo, se topó el precio de los bolillos. Éstos desaparecieron y fueron reemplazados por "baguettes", no sujetas a precio oficial.

En Estados Unidos hay una red de sucursales bancarias perennemente vacías. Es innecesario ir a una sucursal...

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