Jorge Ramos Ávalos / La privacidad es un lujo

AutorJorge Ramos Ávalos

¿Dormiste con tu celular anoche? Lo más seguro es que sí. Antes de decir: "Buenos días", muchos nos metemos al teléfono. El 89 por ciento de la gente, según publicó la revista Time, revisa sus celulares en la primera hora después de levantarse. Y durante el día nada cambia: pasamos, en promedio, cinco horas diarias usando el teléfono.

El celular nos da una falsa idea de cercanía con los que están lejos. Pero nos pasamos una buena parte del día documentando lo que hacemos para ese abstracto colectivo que llamamos "familiares, amigos, conocidos y compañeros de trabajo".

No se trata sólo de ir al concierto, sino de mostrar que estuvimos ahí. No basta con comer algo muy rico, sino compartir la foto de los tacos y las fresas con crema. No es simplemente tener un bebé maravilloso, sino permitir que otros vean cómo le metió la mano en la boca al pobre perro.

Estamos hiperconectados. Nuestra vida está, literalmente, en las manos de otros.

Y si hemos perdido privacidad es porque, voluntariamente, le hemos permitido a un ejército de desconocidos que vaya con nosotros al baño, a la cocina y a nuestros rincones favoritos. No es que nos hayan robado la privacidad; es que la hemos cedido (clickeando y posteando). Lo mío es nuestro.

Todos los días en las redes sociales entregamos parte de lo que somos. Y esa información vivirá para siempre. No hay cementerios en internet. Los datos, las fotos y las palabras viven en una especie de limbo digital. No hay nada más inútil y contraproducente que tratar de borrar algo en internet. El simple intento multiplicará el pecado en varias plataformas.

Hemos perdido privacidad, sobre todo, por nuestra culpa. Pero, también, por la maldita ingenuidad de creer que todos los datos que ofrecemos al comprar algo por internet, al reservar un vuelo u hotel, al investigar en un buscador digital o al curiosear en un nuevo sitio, van a ser guardados con recelo. Falso.

La naturaleza de la internet es ser chismosa y glotona. No sabe guardar secretos y absorbe todo. El otro día, usando mi laptop, compré una rodillera para el futbol de los sábados.

Bueno, la siguiente vez que revisé mi sitio de noticias favorito tenía una banda vertical con anuncios de rodilleras y de las raquetas que no quise comprar ese día.

¿Quién le pasó mis preferencias al sitio de noticias? Yo jamás di permiso. O quizá sí lo hice al apretar un botón sin leer las tres páginas de letras chiquitas.

El pasado fin de semana, cada vez que buscaba en el sitio de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR