Jorge Ramos Ávalos / La entrevista que nunca verás

AutorJorge Ramos Ávalos

"Si el diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos".

Julio Scherer

Hace unos días hice una entrevista en Caracas con el gobernante venezolano Nicolás Maduro, y quizás nadie la pueda ver.

Después de 17 minutos de conversación, se levantó y dijo que la entrevista había terminado. "Eso es lo que hacen los dictadores", le dije, "no los demócratas".

Pocos segundos después se acercó su Ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez -con quien habíamos coordinado la entrada al país-, y dijo que ellos no habían autorizado esa entrevista.

Ahí mismo le ordenó a sus agentes de seguridad que confiscaran nuestras cuatro cámaras, todos los equipos y las tarjetas de video donde estaba grabada la entrevista. Luego nos detuvieron en el Palacio de Miraflores durante más de dos horas.

A mí y a la productora María Martínez nos metieron a un pequeño cuarto de vigilancia y nos exigieron que les diéramos nuestros celulares. Nos negamos a hacerlo. Poco después apagaron las luces del cuarto y unos agentes entraron y, por la fuerza, nos requisaron, nos arrancaron los celulares y mi mochila.

Los otros cinco periodistas de Univisión también fueron despojados de sus teléfonos. Trataban de evitar que se filtrara cualquier versión de la entrevista.

Nos quisieron subir a un camión para llevarnos, según ellos, al hotel. Pero no les creímos. En ese momento -y gracias a una llamada que María pudo hacer a nuestro jefe en Miami, Daniel Coronell, antes de que le quitaran el celular- la noticia de nuestra detención empezó a salir en las redes sociales. Y el cambio fue inmediato. Nos liberaron y nos dejaron ir en nuestro propio transporte al hotel. Un funcionario de inmigración nos informó esa misma noche que seríamos deportados del país.

Todo por hacer preguntas duras en una entrevista.

Hasta hoy no nos han regresado las cámaras ni la entrevista. Y sólo a mí me regresaron el celular (con todo el contenido borrado).

La gran ironía es que nos censuraron y nos robaron la entrevista para evitar que Maduro se viera contestando preguntas sobre su papel de dictador y, al hacerlo, quedó demostrado que lo es.

Sí, la entrevista fue fuerte, contenciosa, directa. Como, creo, debe ser con cualquier líder autoritario. Y, como todo, seguramente hubiera desaparecido tras un ciclo de noticias o dos.

Pero al quitarnos el material y los equipos, detenernos y deportarnos, convirtieron la entrevista (que nadie ha visto) en un...

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