Jorge Ramos Ávalos / El encuentro hace 500 años

AutorJorge Ramos Ávalos

Hace cinco siglos, en lo que hoy es la esquina de dos calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, se encontraron por primera vez el tlatoani azteca, Moctezuma II, y el conquistador español Hernán Cortés. Este encuentro, uno de los más extraordinarios de la historia, ocurrió el 8 de noviembre de 1519 y sus repercusiones aún las sentimos hoy.

Sólo la descripción de ese histórico encuentro es motivo de controversia. Hay, de hecho, dos visiones -igualmente poderosas y vitales- que chocan y que se mezclan.

Tenochtitlan impacta a los españoles con sus canales y su mercado central. Es, además, mucho más grande que cualquier ciudad europea de la época. "Nos quedamos admirados", escribe Bernal Díaz del Castillo en su "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España".

Desde que Moctezuma II se entera de la llegada de una expedición a las costas del Golfo de México, hace todo lo posible para evitar que se acerquen al centro del país. Pero no lo logra. De hecho, genera el efecto contrario. Los regalos que les envía a los españoles despiertan más su curiosidad.

Cortés, de 34 años de edad, llega a Tenochtitlan con unos 400 españoles, 16 caballos -había perdido a dos en una brutal batalla en Tlaxcala-, no más de seis escopetas y el apoyo de miles de indígenas totonacas y tlaxcaltecas (enemigos tradicionales de los aztecas y que se habían sumado a la fuerza expedicionaria).

Así es como Cortés lo recordó en su segunda carta de relación que envió casi un año después al emperador Carlos V: "Nos salió a recibir aquel señor Mutezuma con hasta 200 señores, todos descalzos y vestidos de ropa bien rica a su uso... Mutezuma venía por medio de la calle... y ahí me tomó de la mano y me llevó a una gran sala y allí me hizo sentar en un estrado muy rico".

El historiador Christian Duverger, en su libro "Hernán Cortés. Más Allá de la Leyenda", resume así el encuentro con Moctezuma: "El gran Motecuzoma desciende de su lujosa silla de manos. Doscientos señores lo rodean. Todo el Gobierno de México está allí. Cortés desciende del caballo, se descubre la cabeza y se dispone a abrazar al emperador. El servicio de orden de Motecuzoma lo rechaza. A pocos metros uno del otro, intercambian regalos, collares valiosos. Sin decir una palabra, en la tensión que es fácil imaginar, Motecuzoma lleva a los españoles a una gran...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR