Jorge Ramos Ávalos / Caminar en México

AutorJorge Ramos Ávalos

Caminar en la Capital de la República Mexicana puede ser dañino para tu salud. Ojalá esta frase fuera una exageración. No lo es.

Caminar aquí es echarse un volado. Puede que te roben o puede que no. Si ocurre, puede ser de forma violenta o, tal vez, sólo realicen el robo con una amenaza. Si tienes suerte te bajan la cartera y ya. Si no, entonces quizás te lleven a varios cajeros automáticos hasta bajarte toda la lana posible de tu cuenta y luego te dejan, temblando y sin celular, mentando madres.

Los mexicanos caminan con miedo o, al menos, con precaución. Voltean todo el tiempo para atrás para ver si alguien los sigue. Las mujeres abrazan sus bolsas como si fueran bebés recién nacidos. Los hombres se tocan el bolsillo a cada rato para asegurarse de que el dinero de la quincena y la licencia no desaparezcan como por arte de magia. Caminar -una de las actividades más comunes y placenteras que puede realizar un ser humano- es un peligro en esta ciudad. Caminar en ésta, una de las ciudades más interesantes que conozco, es otro de las placeres que hemos perdido.

Las cifras de criminalidad en México son poco confiables. Muchos mexicanos no respetan a la Policía y, por lo tanto, no reportan los crímenes. ¿Para qué?, se preguntan, si en varias ocasiones es la misma Policía la que comete los delitos o colabora con los delincuentes. El 75 por ciento de los mexicanos no denuncia los crímenes, según la Encuesta Internacional sobre Criminalidad y Victimización. Pero el crimen no es algo que sólo se ve en los noticieros. "Durante los últimos 5 años casi en la mitad de las viviendas del País por lo menos un miembro fue víctima de algún delito", concluye la encuesta financiada por Naciones Unidas.

Para no tirarles muchos choros mareadores, basta que veamos el asunto de los secuestros. Únicamente en Colombia secuestran más gente que en México. En el 2002 se cometieron 107 secuestros en México, en el 2003 hubo 169 y en el 2004 llegaron a 200. Y en la primera mitad del 2005, según cifras de la Agencia Federal de Investigación, 75 personas habían sido secuestradas. Pero, de nuevo, nadie cree en estas cifras oficiales.

El número de secuestros que tiene registrados la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) es tres veces mayor que el que reconoce el Gobierno federal. Y, aún así, estos cálculos se quedan cortos. Un empresario secuestrado, por ejemplo, tiene mayores probabilidades de ser liberado si no hay publicidad durante el rapto y la...

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