Jorge Meléndez Barrón/ Reforma gradual y con compromisos

AutorJorge Meléndez Barrón

La reforma fiscal del Presidente, Vicente Fox, y el Secretario de Hacienda, Gil Díaz, podría convencer sólo si ellos están de acuerdo en hacer compromisos respecto al destino que se le dará a los recursos que generaría, y reconsiderando los plazos en que se comenzarán a cobrar más impuestos.

Para comenzar, algo hay de falacia cuando nos dicen que los recursos públicos en México son insuficientes para financiar el desarrollo.

Primero, los que son bajos son los impuestos recaudados por estados y municipios. Los ingresos fiscales federales andan incluso por encima de los promedios de esos países contra los que nos quieren comparar.

Segundo, la medición correcta de la contribución del sector público al desarrollo económico se debe basar en el porcentaje del gasto total del gobierno como porcentaje del producto, y de acuerdo con este número, en México andamos igual que en otros lados.

¿Cómo es posible que gastemos igual que los demás si recaudamos mucho menos? Pues por el petróleo. Esa diferencia la está sosteniendo Pemex.

Ahora bien, es cierto que ese estarla ordeñando ha llevado a la empresa paraestatal a la descapitalización y el estancamiento, lo que pone en riesgo su capacidad económica futura. Pero por lo pronto, parecería algo exagerado considerar de extrema urgencia la necesidad de sustituir esos recursos por impuestos. Hay que prever el futuro, sí, pero también hay que considerar los costos sociales de tomar todas las medidas requeridas de golpe.

También es verdad que las finanzas del gobierno se verán fuertemente presionadas en los próximos años, pero porque hay que pagar el Fobaproa, el rescate carretero, las inversiones del sexenio pasado en Pemex y la CFE, además de los faltantes para que les salgan las cuentas a los sistemas públicos de pensiones (IMSS, ISSSTE y otros).

Por lo que si Vicente Fox dice que el dinero extra que se recaude con su propuesta fiscal es para invertir en escuelas, en apoyar la economía de los más pobres, en infraestructura y otros rubros que se denominan de gasto social, lo que le pediríamos es que nos lo ponga por escrito.

Que el Presidente y el Secretario de Hacienda prometan que cada año va a crecer el porcentaje del presupuesto público dedicado a esas partidas y que no aumentará la proporción de lo que se asigna a pagar los pendientitos de Zedillo.

En este sentido, Gil Díaz está mandando la señal equivocada cuando dice que por motivo de esas deudas...

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