Jesús Silva-Herzog Márquez / La cucaracha

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Cuando Jim Sams despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en una criatura gigantesca.

Así comienza la nueva novela -más bien un cuento largo-, de Ian McEwan. La historia de Kafka, puesta de cabeza.

Es la cucaracha la que se convierte en ser humano. El hombre al despertarse, ve con horror sus patas distantes y tubulares.

Sus ojos simples le presentan un panorama borroso y, al mismo tiempo, insoportablemente chillante. Su carne, repugnantemente visible por fuera de su esqueleto. Y con asco se percata de esa carne resbalosa que pasea dentro de la boca.

Sams no despertó en el cuerpo cualquier humano. La cucaracha descubre esa misma mañana que ocupa el cuerpo del Primer Ministro británico.

Pero pronto encuentra un consuelo: su pelo de jengibre tiene el mismo color que tenía su vieja cáscara.

Ése es el comienzo del relato de exactamente 100 páginas que trata de retratar el absurdo de la política del día.

El relato es precedido de una advertencia: "Este cuento es una obra de ficción. Los nombres y los personajes son producto de la imaginación del autor. Cualquier parecido a cucarachas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia".

En una interesante conversación en el podcast de David Runciman, McEwan confesaba que no encontraba el modo de abordar el delirio colectivo del Brexit. No hay ficción, no hay sátira que pudiera hacerle justicia a esa locura.

De pronto, McEwan se descubrió reescribiendo las primeras líneas de la "Metamorfosis" y se dijo: "Me pondré a jugar con esto". De ese juego, salió el librito de la cucaracha.

A decir verdad, el alma y la fisiología del insecto muy pronto dejan de ser relevantes en el relato.

Esta parodia de la política británica contemporánea debe más a Jonathan Swift que a Kafka, porque el centro de la ficción es el absurdo de la política moderna y, en particular, los espacios que se le abren al autoengaño colectivo.

El caso que obsesiona al novelista inglés es, por supuesto, el retiro británico de Europa. Para abordarlo, McEwan fantasea con un paralelo.

Habla así del "reversalismo". Una doctrina económica que no tiene pies ni cabeza pero que, de pronto, se convierte en política invencible.

En un momento de confusión, los demagogos la han presentado como la ruta a la prosperidad, como la única manera de recuperar la soberanía perdida.

El reversalismo, que McEwan desarrolla en párrafos hilarantes, consistiría precisamente en revertir el flujo económico tradicional.

A...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR