Jesús Silva-Herzog Márquez / Preocupación por la Corte

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Tiene razón el presidente de la Suprema Corte cuando advierte que el tribunal no es ni debe ser oposición. Por supuesto que ésa no es su labor.

No corresponde a los jueces reparar las fallas de la representación ni llenar el vacío de los partidos. Su tarea es muy distinta, pero no por ello deja de ser crucial.

En cualquier democracia el decoro, la autonomía, el rigor del último tribunal es esencial para mantener el equilibrio entre el poder de las mayorías y los derechos de cada quien.

En nuestro contexto, la responsabilidad del tribunal se afila por la conformación de un poder avasallante que se ha empeñado en hostigar cualquier cápsula de autonomía.

La preocupación por la independencia del tribunal no es solamente legítima, sino fundada.

Por su respaldo electoral, por la solidez de su mayoría parlamentaria y por la suerte el Presidente López Obrador está en condiciones de rehacer la Suprema Corte de Justicia.

La aplanadora política puede deshacerse del freno judicial. El hecho es inquietante porque en un tribunal constitucional deben confluir no solamente distintas lecturas de la ley, sino también tiempos distintos.

El equilibrio interno depende, entre otras cosas, de la imbricación de calendarios. Si los órganos representativos expresan un instante de la voluntad electoral, el tribunal supremo ha de entretejer generaciones.

Que una coalición mayoritaria pueda rehacer por sí misma a un tribunal constitucional es, en cualquier democracia, una anomalía que debería despertar alertas. Habría sido preocupante con Fox y lo es hoy también con López Obrador.

A la preocupación genérica hay que agregar las señales que se proyectan desde los dos Poderes.

Las planas de este diario podrían llenarse si hiciéramos colección de los insultos que ha proferido el Presidente contra los jueces que han osado contrariarlo.

Con su notable creatividad literaria ha usado mil nombres para señalarlos como corruptos: ministros maiceados, alcahuetes, achichincles al servicio de la mafiadelpoder.

En una arenga de campaña preguntó a sus simpatizantes: "¿Saben de algo que hayan hecho los de la Suprema Corte en beneficio de México? ¿Se han enterado de algo que hayan resuelto a favor del pueblo?".

Él mismo respondió de inmediato: "¡Nada!".

Debe decirse que la retórica presidencial expresa una convicción auténtica y profunda: que la democracia no tiene más que un motor y ese motor es la voluntad popular.

Los contrapoderes, los vericuetos procedimentales, los derechos son...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR