Jesús Silva-Herzog Márquez / '1994'

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

La historia no crece como el pasto. Hay momentos en que el tiempo se acelera, horas que precipitan cambios colosales, instantes que revientan lo que, por décadas o siglos permanecía firme.

Entender la historia es aproximarse a sus dos ritmos. Al lento flujo de los días, a las persistencias, a la discreta sedimentación de los cambios y también a los acelerones y a las rupturas súbitas.

Ése fue uno de los lentes del historiador húngaro John Lukacs: la historia "microcósmica". Se refería al análisis de las coyunturas decisivas. En su trabajo como historiador fue poco a poco comprimiendo el tiempo.

Si en su primer libro sobre la Segunda Guerra analizó los dos años más intensos del conflicto y en el segundo examinó el duelo entre Hitler y Churchill narrando 80 días de 1940, su tercer libro sobre la guerra exprime lo sucedido en menos de una semana.

"Cinco Días en Londres" es el título del libro. Sus amigos bromeaban que el siguiente trabajo abordaría los 15 minutos más dramáticos de la guerra.

"1994", el documental de Diego Enrique Osorno producido por Vice que puede verse en Netflix es un ejemplo de esta perspectiva microcósmica.

En unos meses se revelan las tensiones enterradas de México, desaparecen los cuentos con los que nos arrulló la retórica oficial, queda hecha polvo la ilusión de cierto futuro.

Fue entonces que, a golpe de rebeliones y conspiraciones palaciegas, se descarriló el proyecto más ambicioso de modernidad. Y la sangre, desde entonces, en el centro.

Es 1994 el año en que todo se rompe en México. Lo vemos en los vertiginosos capítulos del documental.

El relevo presidencial se sale del libreto de la disciplina priista. El mito de la paz se rompe con el estallido zapatista. La violencia vuelve a la política e irrumpe también, con enorme fuerza de seducción, la palabra sublevada. Los enredos sucesorios producen una crisis económica brutal.

Por supuesto, aquel año no terminó el 1 de enero de 1995. Dormimos en buena medida en las réplicas de aquellos terremotos. La paz rota, el entendimiento imposible.

La historia mexicana se tuerce en 1994. No por un evento supremo que lo hubiera alterado todo, sino por una sucesión de infortunios, azares y tragedias.

Si recordamos 1968 fue por el movimiento estudiantil. Si recordamos el 2000 será por la alternancia. 1994 no puede quedar cifrado en un acontecimiento porque fue un torbellino de catástrofes.

Osorno no coquetea en ningún momento con la maniobra...

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