Jesús Silva-Herzog Márquez / El poder ante la nada

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

No hay más brújula que la presidencial. No hay en el País otro instrumento de orientación pública. Todos nos ubicamos en el espacio a partir de las señales que de ahí surgen. Todos viéndolo a él. Escuchándolo a él. Alabándolo o condenándolo. Reaccionando a lo que él dice y deja de decir. Sus ceremonias son, sin duda, eficaces: el Presidente es el único generador de sentido. Ahí el norte y sur, el pro y el contra.

Su presencia es abrumadora. Todos los días se hace sentir su poder. Más que como poder de decisión se presenta como un poder de fabulación: el Presidente convertido en el gran narrador que todas las mañanas nos relata el cuento que somos.

El poder se ubica en la voz de un hombre que no ha guardado silencio un solo minuto. El Presidente habla y parece que sólo el Presidente tiene voz.

Si alguno de los suyos habla es bajo la severa vigilancia del Presidente. Al hablar, sus ministros sienten la respiración del jefe en el cuello.

Sin descanso, la voz presidencial denuncia los horrores del pasado y celebra las maravillas del futuro inminente. Anuncia programas, aplaude la nueva era de México, señala a los traidores, da consejos de crianza, predica, extrae lecciones de la historia, insulta, se burla de los otros y los consuela. Todos los días, la voz del Presidente. Y frente a esa voz, la nada.

De esa nada hay que hablar. De la nada en que se convirtió la Oposición desde julio. De la nada que nada ha entendido desde entonces. De esa nada que hoy nada propone. De la nada que se empeña en ser menos.

El vacío de la Oposición es la marca más preocupante de la nueva política. El problema que enfrentamos no es la aparición de un Gobierno mayoritario. Tener un Gobierno que tenga el respaldo de la mayoría de los votantes y el apoyo de la Legislatura puede tener sus ventajas: despeja el terreno para las decisiones, aclara la responsabilidad, alienta, en principio, la eficiencia. La formación de un Gobierno mayoritario permite escapar de la política de los vetos, ésa que con tanta facilidad se convierte en política de atascos, extorsiones y complicidades.

Pero aun un Gobierno de despejada mayoría necesita una Oposición sólida que se prepare para el relevo. Una Oposición atenta, capaz de ofrecer alternativa y dispuesta a señalar errores y abusos. Una opción que exponga a la opinión pública otra manera de entender la política, que ofrezca otro relato, que dibuje otra posibilidad.

No se ve por...

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