Jesús Silva-Herzog Márquez / El abono

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Las instituciones conspiran contra sí mismas.

Desde hace años las instituciones que sostienen y encauzan el conflicto se desnaturalizan; los órganos arbitrales se entregan a alguno de los bandos; las autoridades que han de serenar el dramatismo del pleito con sereno apego a las reglas imponen su capricho. Trazar con reglas los límites del conflicto. Sellarlo con arbitrajes honorables. Ése es el empaque, tal vez la ilusión, del liberalismo democrático.

El problema llega hasta la bóveda. En las instituciones cúpula, aquellas que pronuncian la voz inapelable del Estado, habría que esperar la más firme racionalidad. Detrás de su palabra no hay nada.

El Tribunal Electoral ha convertido a un forajido en candidato presidencial. El Gobernador con licencia empleó los recursos de su estado para engañar al Instituto Nacional Electoral.

EL NORTE hacía hace unos días el recuento de sus trampas. Vale recordarlas.

El 58 por ciento de las firmas que presentó "El Bronco" fueron apócrifas. Presentó 810 mil 995 firmas de ciudadanos que no existen en la lista nominal. 158 mil 532 firmas fueron simulaciones. Contraviniendo los lineamientos del INE, presentó 205 mil 721 fotocopias de credenciales. El órgano electoral también detectó 17.3 millones de pesos de financiamiento sospechoso y más de un millón y medio de gastos no reportados. Se trata, evidentemente, de una estrategia diseñada para burlarse del Estado.

Vale hacer distinciones: la conducta del Instituto Nacional Electoral ha sido, en todo este proceso, ejemplar. Es falso que no haya permitido defensa a los aspirantes; es falso también que se les haya engañado admitiendo provisionalmente los apoyos que registraban cotidianamente.

Precisamente porque se les permitió derecho de audiencia, "El Bronco" pudo recuperar firmas que se habían rechazado. La sentencia que impone la candidatura de este personaje es, por ello, una de las resoluciones judiciales más aberrantes de las últimas décadas. Lo es, sobre todo, cuando se leen los argumentos de los cuatro magistrados que decidieron contravenir la ley para llevarlo a la boleta electoral.

La banda de los cuatro jueces que integran mayoría en el Tribunal reconoce que el Gobernador con licencia no tuvo los apoyos de ley para alcanzar la candidatura y, sin embargo, le imponen al INE el deber de registrarlo como candidato a la Presidencia.

La sentencia del tribunal es más preocupante aún porque no es, siquiera...

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