Jesús Silva-Herzog Márquez/ Los justos

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

En mayo de 1952, en una carta dirigida a su esposo, la filósofa judía Hannah Arendt escribió: "Ayer vi a Camus: es, sin duda, el mejor hombre en Francia. Está una cabeza por encima del resto de los intelectuales". La opinión de la autora de "Los Orígenes del Totalitarismo" era extraña.

Albert Camus era considerado en esos tiempos como un escritor que hacía tiempo había publicado un par de novelas valiosas, pero que, en el fondo, era un pensador mediocre. Se le llegó a tachar como un filósofo para señoritas de secundaria. Era, en el último tramo de su vida, un hombre aislado; se creía que sus mejores días como escritor se habían ido y que ninguna de sus ideas resistiría los rigores del tiempo.

De hecho, cuando recibió el premio Nóbel en 1957, hubo quien argumentó que se premiaba una obra terminada, que se honraba a un escritor intelectualmente muerto. Ridiculizado por Sartre, combatido por la izquierda e ignorado la derecha, Camus murió en 1960. Quizá nuestros días sean el tiempo de su renacimiento.

La actualidad del terror y sus razones desentierran su mirada. Desempolvada, es clara y aguda, más actual que el diario de esta mañana. Nadie como él exploró las inaceptables razones del asesinato político. El fenómeno de hoy es el crimen lógico, escribió. Es también la realidad de nuestro momento. Aviones que se emplean como bombas, suicidas que matan, gobiernos que resuelven la licitud de la tortura. En el autor de "El Extranjero", están las mejores armas para entender esta locura ideológica.

Resguardado en su soledad, es el compañero que un intelectual quisiera tener, decía hace unas semanas Fernando Savater. En su trabajo periodístico, en sus ensayos, en su dramaturgia, el Siglo 20 encuentra una lección: nadie puede guardar silencio frente a la violencia confortable. Camus, decía Savater, no permitió que las anteojeras ideológicas lo cegaran. Estaba interesado en informarse de lo que sucedía, no solamente de lo que le gustaba. La arbitrariedad no lo encontró nunca entre sus justificadores.

Jean Daniel también evocaba recientemente sus escritos sobre el terrorismo argelino. Decía Camus en sus artículos en Combat: "cuando el oprimido empuña las armas en nombre de la justicia, da un paso en la tierra de la injusticia". Mientras Sartre bailaba ante la tumba del opresor, Camus denunciaba la aparición de un nuevo ogro.

No puede imaginarse mejor momento para escenificar "Los Justos", la obra que Albert Camus escribió en 1949, mientras trabajaba en...

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