Javier Livas / Libertad y ciencia

AutorJavier Livas

En los países prósperos que producen bienestar, la libertad y la ciencia caminan de la mano. La revolución científica y la revolución democrática se vincularon y apoyaron mutuamente durante al menos los últimos siglos. Si un gobernante no ve este círculo virtuoso, condena a su pueblo a la miseria.

Los países que auspiciaron la ciencia son los que también aseguraron un ambiente de libertades democráticas. En cierto sentido, ambas revoluciones se basan en el método científico basado en experimentación y aprendizaje. Ambas adoptan una postura de apertura hacia lo nuevo, hacia la innovación y el progreso.

En los dos casos se trata de adquirir conocimiento. La democracia aprende con las decisiones colectivas y corrige sus resultados. La ciencia aprende con sus experimentos controlados, pero ninguna aduce tener la verdad única o definitiva.

Como vecinos de Estados Unidos fuimos contagiados, sobre todo en el norte del País, con esta mentalidad abierta y sin miedo a experimentar. En cambio, con cada vez mayor nerviosismo nos empezamos a percatar de que a la Presidencia de la República llegó alguien que tiene una visión radicalmente opuesta a la del progreso y el bienestar a través de la ciencia.

Timothy Ferris aborda este tema en su libro "The Science of Liberty". En su exploración encontramos otro indicio de que lo que ahora sucede en México no puede ser bueno.

La Cuarta Transformación es una involución, un retroceso, un desmantelamiento de una estructura que buscaba crecimiento y desarrollo basado en ciencia y libertad.

En vez de ello, Andrés Manuel pregona el conformismo, la baja de miras. Para Ferris la explicación es muy sencilla: lo contrario al ambiente de libertad (por ejemplo, empresarial, entre otras) es darle prioridad a la igualdad. En vez de crear, repartir. En vez de avanzar, emparejar a todos. Eso implica quitarle al que tiene para darle al que no tiene. No es invitarlo a producir, sino sentarlo a la mesa sin exigirle algo a cambio.

La ciencia es antiautoritaria, dice Ferris. No es por nada que muchos de los fundadores de Estados Unidos tenían una veta científica, como Benjamin Franklin, Thomas Paine y Thomas Jefferson. Este último, admirador ferviente de Bacon, Locke y Newton, fundadores de la ciencia tradicional. Luego crearon la Constitución de los Estados Unidos que inspiró la nuestra, con su separación y balance entre poderes.

La cuota para "permanecer siendo un jugador en el club de ciencia y libertad", dice Ferris, es una...

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