Javier Livas / Estrategia contrainsurgente

AutorJavier Livas

La delincuencia organizada seguirá azotando a la sociedad mientras la economía no crezca, no haya empleos remunerativos y no se castigue a los funcionarios corruptos de manera ejemplar.

La delincuencia es una prolongación de la falta de legitimidad de las autoridades al más alto nivel, que además de torcidas actúan con cerrazón y soberbia.

Ello no quiere decir que no se pueda mejorar el desempeño de las fuerzas de seguridad. Lo que falta, sin embargo, son autoridades que se den por aludidas y pongan en práctica lo que realmente funciona.

He estado machacando que hay por lo menos cinco medidas que van de la mano y conforman el sistema de Policía ideal y efectivo.

Primera: aumentar sueldos en forma radical y reclutar mejor personal. Segunda: reforzar las pruebas de confianza con una supervisión estricta de los elementos a todos los niveles. Tercera: vincular a los policías con los habitantes de las zonas vigiladas. Cuarta: hacer acopio masivo de la información diseminada entre la población. Y quinta: empoderar y organizar a los vecinos para sepan que se puedan defender de la delincuencia en forma efectiva.

La típica pregunta que recibo cuando sugiero una solución así de radical es: ¿y eso quién lo está haciendo? Nadie, que yo sepa, pero es lo que funcionaría.

Necesitamos ver a la delincuencia organizada como una insurgencia civil, una rebelión contra la injusticia social que se manifiesta con gran violencia a través de grupos pequeños.

Ahora, en una emisión de "60 Minutes" de CBS, ya encontré mi ejemplo: hay una ciudad en Estados Unidos que ha roto el molde en materia de combate a la inseguridad y ha adoptado un nuevo paradigma, una nueva visión y una nueva manera de actuar, que materializa las cinco condiciones del sistema ideal.

Creo que este modelo de organización y actuación policiaca puede aplicarse exitosamente. Sobre todo porque parte de una premisa totalmente distinta que confirma mi teoría. No estamos frente a la delincuencia organizada, sino de frente a una insurgencia civil que requiere medidas de contrainsurgencia.

En Springfield, Massachusetts, la Policía estatal se topó con quejas de que la delincuencia organizada, pandillas de narcotraficantes, se habían apoderado de la ciudad. Los asaltos a negocios y cobros de protección no diferían gran cosa de lo que hemos vivido por estos rumbos.

Tan...

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