Javier Livas / La era del dispendio

AutorJavier Livas

Gracias a la era digital, tenemos mucha información que antes no era tan fácil y barato obtener. Entre Google y Wikipedia lo saben todo, contestan casi cualquier pregunta.

Sin embargo, este acceso a información de todo tipo también nos permite asomarnos a ver el mundo que nos rodea bajo otra lupa. Sólo se requiere hacer las preguntas correctas.

Pronto nos damos cuenta de que la era digital corre paralela y nos deja ver que vivimos también en la era del dispendio.

Un Senador de Estados Unidos, Tom Coburn, ha estado investigando los pagos que hace el Gobierno a quienes se presentan con un certificado médico y un abogado para exigir compensación por discapacidad. Las cifras son francamente escalofriantes, y más pasmoso es el ritmo al que ha ido creciendo esta demanda.

Actualmente son 12 millones de norteamericanos que cobran un cheque mensual porque han logrado acreditar que algún trastorno físico o mental no les permite trabajar.

Los abogados que tramitan estos beneficios han encontrado una verdadera mina de oro. Hay algunos que, puestos de acuerdo con médicos venales, aseguran el éxito de la exigencia a cualquier interesado.

La factura total por este simple "extrita" asciende ya a 135 mil millones de dólares. El Senador asegura que un 25 por ciento de esto pudiera ser totalmente fraudulento.

El sistema del welfare, o bienestar, es otra fuente inagotable de recursos del Gobierno. Tan sólo los vales de comida les cuestan a los contribuyentes la friolera de 75 mil millones al año, según dato del 2012.

Medicare y ahora Obamacare son otras derramas de dineros públicos sumamente vulnerables al fraude y al dispendio. Con razón hay algunos congresistas que están arriesgando un colapso económico global con tal de poder parar los chorros de dólares que su Gobierno paga que pudieran evitarse o reducirse significativamente.

Pongo estos ejemplos en Estados Unidos porque parece que la Administración de Peña Nieto está empezando a copiar la maquinaria de dispendio que nuestros vecinos han construido.

La diferencia es que ellos son súper ricos y nosotros súper pobres. O sea que estamos copiando lo malo: el arte del despilfarro, no los buenos ejemplos que ayudan a crear la riqueza.

El dispendio en México adopta muchas caras. El dispendio empieza en las malas leyes. Una reforma fiscal que se concentra en aumentar la carga de los que ya pagan y poco o nada se preocupa por reducir gastos es algo que contribuye al dispendio.

Tener...

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