Javier Livas / Cuentos chinos

AutorJavier Livas

Durante mucho tiempo, para nosotros, lo chino era sinónimo de lo misterioso, de lo complicado o indescifrable. Decir "Esto está en chino" era decir que no se puede entender. A su vez, un "cuento chino" era una excusa elaborada, engañosa. Ya no más.

Ahora que China se moderniza, lo chino tendrá que tomar otra connotación. La economía china tiene años creciendo en forma acelerada, casi al 10 por ciento al año. Esto es un hecho, una realidad. ¿Cómo le hacen?

China es una mezcla de una actitud moderna, que se apoya en una cultura milenaria de amor al trabajo y al comercio. Aproximadamente un cuarto de siglo ha pasado desde la muerte de Mao y de que sus sucesores enterraran al comunismo radical.

Antes, construyeron murallas para aislarse del mundo externo. Ahora le tienden puentes y abren sus puertas a la inversión extranjera. Se han olvidado de la soberanía y sólo piensan en una cosa: crecer, crecer y crecer, y compartir entre todos la nueva prosperidad.

Una estrategia que va de la mano es la difusión de la comunicación. Ya tienen 100 millones de subscriptores de teléfonos celulares en una población de mil 300 millones de habitantes. Para los chinos, un minuto de celular cuesta tan sólo el equivalente a siete centavos mexicanos, no tres pesos como en México.

Tiene mucho sentido no ahorrar en llamadas. Después de todo, ellos tienen una noción de comunidad mucho más desarrollada que nosotros. Nosotros jugamos al capitalismo salvaje. Ellos juegan al capitalismo inteligente. Cada llamada ahorra energía, cada llamada es un posible negocio. Cada llamada estrecha un lazo de unión.

Los competidores chinos se ponen de acuerdo y compran materia prima con cinco años de anticipación. No necesitan crear otra sociedad ni firmar contratos complicados. Simplemente hacen lo que les conviene a todos y luego siguen la competencia como si nada hubiera pasado.

La tradición marca que los chinos normalmente no utilizan abogados. Los conflictos se resuelven mediante negociación o arbitraje. Es deshonroso no limar asperezas. En los casos extremos, acuden a un juez que los encierra hasta que se ponen de acuerdo. Solamente en forma verdaderamente excepcional el juez se verá en la necesidad de imponer su voluntad a las partes en conflicto.

El campo del Derecho no es tan complejo y por ello es que nuestra noción de derechos humanos no adquiere para ellos la relevancia que tiene en occidente. Ello genera lo que en nuestros ojos se consideran injusticias y hasta atrocidades...

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