Javier Livas / Categorías obsoletas
| Autor | Javier Livas |
Necesitamos revisar las categorías que usamos para explicar lo que sucede a nuestro alrededor. No hacerlo es una irresponsabilidad personal y social muy grande.
Una categoría es un criterio de clasificación. Por ejemplo, la altura de las personas: altas, chaparras y promedio.
Claro que una categoría puede ser relativa a un país o una población. Medir 1.80 metros ya es ser alto en México, pero es el promedio actual en Dinamarca.
No todas las categorías tienen la misma trascendencia. Las que más importan son las que usamos para pensar y sacar conclusiones que luego utilizamos para controlar nuestro mundo personal.
A lo largo de la historia van apareciendo categorías con las cuales se logra un entendimiento de cómo funciona el mundo.
En la Guerra de Reforma, por ejemplo, teníamos a liberales contra conservadores, o republicanos contra monárquicos.
Con el tiempo nuevas categorías aparecieron: socialistas versus capitalistas.
No deja de asombrarme que todavía al día de hoy, la gente que se considera de izquierda sigue muy orgullosa de su clasificación, aunque no tengan muy claro qué incluye y qué significa.
Más difícil resulta que alguien se diga y ostente como "conservador" o "de derecha". Sin embargo, sucede. Allá ellos.
Tanto gente de izquierda como de derecha usan esta categoría para identificarse con otros y para denostar a los de la distinción contraria.
En el extremo de la izquierda están los leninistas, que abogan por acceder al poder por la vía armada. En el extremo del conservadurismo están los fascistas.
Ahora, con la revolución digital surge otra categoría que deja a los izquierdosos y a los conservadores en el mismo lado.
Frente a ellos surgen los informacionistas, los digitalizados, los sistemistas, los integrados.
La izquierda y la derecha comparten un atributo en común. Ambos simpatizan con el mundo burocratizado. Ésa es su idea de orden. Que todo funcione como un reloj, confiable al 100 por ciento. Claro que si los conservadores no lo pueden hacer funcionar, mucho menos los izquierdosos.
El mundo que ya se hizo obsoleto es precisamente el mundo que ha creído y sigue creyendo que es cuestión de tiempo y paciencia para que todos entremos al orden...
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