Javier Livas / Se abre Obamagate

AutorJavier Livas

Estamos por entrar a las tripas del Obamagate. Un escándalo de abuso de poder que deja al Presidente Richard Nixon y sus "plomeros" del Watergate como niños traviesos.

Por si fuera poca vergüenza, el Obamagate trae aparejado otro escándalo, ya no gubernamental, sino periodístico de autocensura histórica.

Combinados, ponen en peligro el dúo dinámico de instituciones que forjaron a Estados Unidos: un Gobierno basado en leyes y una prensa libre al servicio del pueblo para vigilar su cabal cumplimiento.

Tras el memorándum del congresista Devin Nunes, que comenté hace una semana, se han sumado dos informes de otros dos comités en el Senado, uno del Senador Chuck Grassley y otro del Senador Ron Johnson.

La gran prensa norteamericana, cegada por su postura anti-Trump, esconde, minimiza y hasta contradice la cataclísmica importancia de esas investigaciones y sus implicaciones.

Advertí la semana pasada que el choque de verdades parecía empezar a favorecer a Trump. Ahora eso es un eufemismo.

La verdad aplastante es la de un Barack Obama que encubrió los delitos de la señora Clinton en el mal manejo de documentos secretos, y posteriormente capitaneó tras bambalinas el uso del FBI como arma electoral para favorecer a la misma Clinton y entrampar al entonces candidato Donald Trump y sus colaboradores.

Después de la sorpresiva elección de noviembre de 2016, todos los preparativos para hacer perder a Trump se reenfocaron a removerlo a la mala.

Precisamente, expedientes pagados por la señora Clinton y alimentados por amigos de ella, fueron recibidos por el FBI y dolosamente aportados como pruebas de una posible traición para obtener órdenes judiciales para espiar a uno de los voluntarios de Trump y juntarle a éste más pecados.

De allí migraron a sentar las bases para el nombramiento del Fiscal Especial Mueller. Todo inventado, todo truculento.

Esta semana apareció como aspirante a candidato presidencial demócrata el ex Procurador Eric Holder, que los mexicanos reconocemos como autor indiscutido del fallido operativo "Rápido y Furioso".

En aquel escándalo, Obama se escudó detrás de su amigo íntimo. En el Obamagate, sus incondicionales lo echaron de cabeza.

Nuevos mensajes de texto entre los amantes irresponsables, los oficiales Peter Strzok y Lisa Page del FBI...

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