Javier Livas / Deflación

AutorJavier Livas

Durante al menos tres décadas, los 70, 80 y 90, México vivió la angustia de la inflación que a cada rato sacaba la cabeza. Baste recordar que durante el sexenio de Carlos Salinas se le tuvieron que borrar tres ceros al peso mexicano.

La preocupación por la inflación sigue. La mayoría de la gente asalariada tiene que medir su aumento de ingresos contra inflación para saber si está avanzando o va en retroceso.

La inflación sirve también para calcular el valor del peso frente al dólar estadounidense. Es un estira y afloja continuo entre las dos monedas y nos vamos de santos cuando el peso se estabiliza. En teoría, al menos esto sucede cuando las inflaciones de allá y acá alcanzan el mismo nivel.

No fue sino hasta la llegada del PAN al Gobierno federal que pudimos abandonar las crisis sexenales de inflación y posterior devaluación.

Mientras seguimos distraídos tratando de detectar inflación, hay otra villana que se aproxima a gran velocidad y nos promete grandes estragos: la deflación.

Podemos pensar que lo opuesto de inflación es deflación. Y que si inflación es mala, entonces deflación es buena. Lástima, pero no es así precisamente.

Si la inflación carcome los sueldos vía la devaluación, la deflación es generadora de desempleo masivo. La deflación trae una caída de precios, pero no porque aumentó la productividad, sino porque la gente no tiene poder adquisitivo. A mayor desempleo, mayor deflación.

Tanto la inflación como la deflación son círculos viciosos. En la primera, el Gobierno trata de reactivar la economía imprimiendo y haciendo circular billetes. Entre más imprime, más suben los precios los fabricantes y comerciantes para protegerse de los aumentos a los insumos.

En la deflación, que es menos conocida y quizá más misteriosa, los precios de las materias primas bajan. De nuevo, esto parece bueno, pero no lo es, porque también cae la capacidad de los productores de pagar los adeudos.

Pareciera que no hay gane. Con la inflación perdemos, con la deflación también. La solución es el equilibrio donde gastamos lo que generamos sin que sobre y sin que falte.

Los datos que arrojan deflación están a la vista. Cuestión de querer ver: el oro ha caído 40 por ciento, la...

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