Isabel Turrent / Los testamentos

AutorIsabel Turrent

Margaret Atwood no necesita presentación. La escritora canadiense, autora de una pléyade de libros, sería famosa si hubiera escrito nada más uno: "The Handmaid's Tale" (mal traducido al español como "El Cuento de la Criada").

Siguiendo una larga tradición de grandes literatos, como Zamyatin y Orwell, que construyeron a lo largo del siglo 20 distopías escalofriantes, Atwood imaginó una teocracia dominada por la política del terror y de la guerra, que abarcaba una buena parte de lo que son ahora los Estados Unidos, llamada Gilead.

Un territorio devastado por lo que hoy llamamos el cambio climático y un miniholocausto nuclear, la escasez de la mayoría y los privilegios de los poderosos, donde muy pocos nacían, muchos con dos cabezas o tres brazos y madres e hijos morían como moscas. Gilead había diseñado una política de opresión sistemática de las mujeres para asegurar su supervivencia demográfica.

Los mejores escritores parecen tener una bola de cristal: se adelantan a sus tiempos. En 1985, cuando Atwood publicó "The Handmaid's Tale", el estallido de una guerra nuclear había dejado de ser una amenaza cercana (Washington y Moscú habían firmado muchos tratados para la reducción y control de los armamentos nucleares); pocos hablaban del daño ambiental que nuestro amor por el carbón y el petróleo le estaba causando al planeta; el triunfo de la democracia parecía anunciar el "fin de la historia" -la victoria final de un solo sistema, democrático, liberal y laico- y las mujeres habían irrumpido en las universidades y el mercado laboral con el invento médico que nos cambió la vida en la mano: la píldora anticonceptiva.

En más de una entrevista reciente Atwood ha dicho que escribió "The Handmaid's Tale" para celebrar que las libertades ilustradas, incluyendo el respeto a los derechos humanos de las mujeres, parecían haber llegado para quedarse.

En 1985, el mundo parecía haberse alejado de Gilead. El libro abrigaba también una advertencia soterrada: la posibilidad del retorno a un mundo autoritario y a la cultura política y social del pasado.

Paradójicamente, ese regreso que ha dado la espalda a los valores liberales en el siglo 21, incluyendo a Estados Unidos, el territorio imaginario de Gilead, insertó a la literatura en la realidad.

Los personajes de Atwood -con los mantos magenta y sombreros de ala ancha que aislaban a las handmaids del...

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