Isabel Turrent / El subsuelo histórico maya

AutorIsabel Turrent

Para Kik en su cumpleaños.

Todos los territorios tienen su historia y su memoria. El que recorrerá el Tren Maya que se propone construir López Obrador tiene una historia terrible. Y los mayas, sobre todo los herederos de los "indios bravos" que estuvieron a punto de expulsar de Yucatán a los criollos (o "dzulob" como llamaban a los blancos), que los habían explotado por siglos, han cultivado una memoria precisa y viva.

El libro clásico de la guerra de castas de Nelson Reed traza una pintura idílica de los mayas coloniales y decimonónicos, que casa muy bien con los mitos que han rodeado la historia de sus antepasados, aquellos arquitectos y astrónomos que construyeron ciudades majestuosas.

Es una imagen sugerente y casi literaria, donde los mayas se internan en la selva como si fuera su vecindario, lleno de referencias conocidas, donde las cuevas y los cenotes tienen nombre, al igual que los espíritus protectores a quienes los mayas dedicaban sus parcelas antes de consultar al H-men, que sanaba, encontraba lo perdido, leía el futuro y sabía mejor que nadie cuándo empezar a sembrar.

Así deben empezar los libros sobre la guerra de castas, porque la destrucción de su modo de vida y la pérdida de sus tierras fue uno de los hilos de la enredada madeja de causas que culminaron en el levantamiento de 1847, encabezado por líderes, no sólo mayas (como Cecilio Chi, líder político o "batab" de Tepich), sino por mestizos y hasta mulatos relegados en la jerarquía social, que compartían el descontento de los indios.

Todos los mayas resentían, además de la explotación secular, la carga de impuestos, eclesiásticos y civiles, que pesaban sobre ellos y muchos habían sido reclutados por los incorregibles caudillos criollos que se peleaban sin prisa ni pausa por el poder en el siglo 19. Aprendieron estrategia militar y a usar las armas que los "dzulob" les habían dado. Pero no todos se levantaron: los del sureste fueron los que encabezaron la rebelión.

La guerra civil yucateca, la guerra de castas, fue terriblemente cruenta -diezmó a la población de Yucatán- y terriblemente larga y compleja. Hasta la reina Victoria estuvo involucrada: los mayas rebeldes, comerciantes hábiles, compraban armas y pólvora en el actual Belice a cambio de maderas finas. Sin los ingleses, la...

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