Isabel Turrent / ¿Prejuicios aceptables?

AutorIsabel Turrent

En este mundo postmoderno, que en lugar de ver al futuro busca sus cimientos y legitimidad en un pasado tan remoto que nos hermana con los chimpancés, prejuicios que parecían haber sido erradicados tienen de nuevo carta de naturalización.

Los misóginos y los racistas que han levantado la cabeza al amparo del resurgimiento de la derecha -sobre todo desde la llegada de Trump a la Casa Blanca- han encontrado un altavoz hecho a la medida en las redes. Como la corrección política está en extinción, todo se vale. Desde el fastidio y el sarcasmo frente a las quejas de mujeres y minorías, que según ellos nunca en la historia han tenido tantos derechos, hasta culpar a todos los que han padecido una opresión inmemorial de los males legado de esa opresión.

En México se ha desatado una verdadera plaga de asesinatos de mujeres bajo la bandera tácita de "te sometes o te mueres". En Estados Unidos, el Gobierno de Trump está empeñado en apuntalar la "supremacía de los blancos" y en deshumanizar -y destruir- a los Otros: los latinos, los negros y, también, ¿por qué no?, los derechos de las mujeres.

A veces un libro es suficiente para mostrar que blandir y practicar prejuicios no es un ejercicio de libertad: la tuya termina donde empieza la mía. Y no hay libertad posible en medio del acoso persistente y cotidiano. Quienes creen que la subordinación silenciosa de las mujeres que "merecen el Cielo" es "normal" deberían de leer, de menos, a Elena Ferrante ("Mi amiga brillante" sería suficiente).

Mientras más ajena es la situación existencial que un libro describe, más enriquecedora. En las últimas semanas Ta-Nehisi Coates, y el libro que acaba de publicar ("We were 8 years in power"), se han convertido en una presencia constante, nihilista y perturbadora, en los medios estadounidenses.

El escenario de fondo del libro de Coates, que se describe como el periodista negro de The Atlantic, es, ahora, Trump y la hilarante queja de sus seguidores que afirman que los blancos son el grupo "más discriminado" en ese país. Durante los ocho años del título, fue Obama y la promesa de que su llegada al poder anunciaba la desaparición del racismo en Estados Unidos.

Está, como la misoginia en México, más vivo que nunca.

Coates es la encarnación de los estragos que el racismo y las políticas...

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